Segundo semestre universitario: el desafío de abordarlo con éxito

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Aspectos académicos, pero también otros vinculados al descanso, autocuidado y enfrentamiento adecuado del fracaso, son factores a considerar en esta nueva etapa estudiantil con el fin de alcanzar los resultados esperados.

Aspectos académicos, pero también otros vinculados al descanso, autocuidado y enfrentamiento adecuado del fracaso, son factores a considerar en esta nueva etapa estudiantil con el fin de alcanzar los resultados esperados.

A poco más de una semana de iniciado el segundo semestre, los universitarios asumen nuevas responsabilidades y desafíos distintos, encaminándose hacia el fin último que es la obtención de los mejores resultados académicos.

Surge entonces la interrogante de cómo abordar con éxito esta etapa. Andrés Ortiz, académico de la Facultad de Educación Ucsc, entrega algunas claves. “No faltar a clases. Es muy importante la asistencia, pero activa, es decir, llegar con la materia estudiada y ser un actor participativo. Se debe entender que se estudia ‘no para aprobar una asignatura’, sino para ser un profesional de excelencia; utilizar los tiempos entre clases para avanzar en trabajos y estudiar progresivamente las materias”, señala.

Asimismo, “programar los tiempos de estudio en función de los horarios y requerimientos de cada ramo, particularmente necesario en alumnos que además trabajan; solicitar a los profesores que al inicio del semestre expliquen muy bien de qué se trata la asignatura; y, al comienzo de cada unidad, lo que deben aprender de ella y cómo será medido ese aprendizaje”, agrega el académico.

Junto con destacar la importancia de que los jóvenes se involucren en su aprendizaje y eviten los excesos -por ejemplo, demasiado trasnoche estudiando o elaborando un trabajo- perjudiciales para la salud, Ortiz aporta también algunos tips sobre lo que un estudiante no debería hacer: “Acumular materia por más de una semana sin haberla estudiado, juntar trabajos con certámenes, faltando a clases en evaluaciones para estudiar o terminar un trabajo; sólo estudiar y no dejar tiempo para el esparcimiento, el deporte, los amigos. La vida universitaria se construye no sólo estudiando”.

La sicóloga de la misma casa de estudios, Lorena Rodríguez, sugiere que, con el objetivo de obtener logros académicos lo más altos posibles, “el estudiante efectúe, al inicio del período de clases, una planificación y organización de las distintas actividades que tendrá que realizar durante el semestre, considerando en su tiempo disponible, además de lo académico, el descanso y el autocuidado”.

Respecto del descanso, la profesional plantea que las horas de sueño deben ser a lo menos entre 7 a 8 horas para que sea reparador. Además, durante el día, “es importante atender las señales que el organismo indica cuando requiere descansar”, y que frente a dificultades de concentración durante el estudio es necesario detener la actividad, cerrar los ojos y descansar 15 a 20 minutos. “Este tiempo ayuda al organismo a repararse, acumular energía y aumentar la concentración, lo que facilita el aprendizaje”, explica.

En el autocuidado, recomienda realizar una actividad diaria saludable y placentera de al menos una hora: caminar, deporte, desarrollar un arte, escuchar música, ver una película, compartir con amigos, entre otras, “ya que éstas aumentan la producción de serotonina, dopamina, endorfinas y oxitocina, reduciendo el cortisol, hormona del estrés, lo que se traduce en un aumento del bienestar y la concentración, elementos fundamentales para lograr un buen desempeño académico”.

¿Y cómo enfrentar el fracaso académico? Rodríguez dice que se debe tomar como aprendizaje, analizando los factores que influyeron en él para tomar decisiones que permitan modificarlo. “Es esperable que las ‘atribuciones’ que se efectúen sobre ese resultado puedan modificarse, por ejemplo, evaluar la efectividad de las estrategias y tiempo de estudio utilizado. Quienes atribuyen el fracaso a su capacidad cognitiva o inteligencia tienden a presentar patrones afectivos negativos, como frustración, desmotivación, aburrimiento y aumento de la ansiedad, afectando su autoestima académica y rendimiento”.