Expertos de la Ucsc señalan que es fundamental tener presente la condición de salud de quien se somete a un programa de este tipo, como también las características propias del ejercicio.
Expertos de la Ucsc señalan que es fundamental tener presente la condición de salud de quien se somete a un programa de este tipo, como también las características propias del ejercicio.
El ejercicio físico no sólo constituye un mecanismo protector de la salud, sino también una herramienta terapéutica no farmacológica en la prevención y tratamiento de enfermedades. Sin embargo, los expertos indican que se debe tener en cuenta algunos cuidados al comenzar un programa de ejercicio para no poner en riesgo la salud.
“Es recomendable realizar una evaluación médica antes de iniciar un programa de acondicionamiento, particularmente quienes poseen factores de riesgo cardiovascular, que hacen más probable la subyacencia de enfermedad cardiovascular establecida”, afirma el cardiólogo y académico Ucsc, Fernando Verbal.
“Hipertensión arterial, diabetes, alteraciones de los lípidos, tabaquismo, sobrepeso, historia de sedentarismo y de síncopes o lipotimias no estudiadas, antecedentes familiares de eventos cardiovasculares y presencia de síntomas sospechosos, como dolor torácico exacerbado por la actividad física, disnea o cansancio en exceso ante esfuerzos menores” son factores a considerar, según Verbal.
El jefe de carrera de Pedagogía en Educación Física Ucsc, Jesualdo Cuevas, indica que “todos los beneficios reportados en la práctica regular de ejercicio físico con fines en salud se han dado en condiciones de experimentación o bajo estricto control de variables exógenas como el estado de salud, monitoreo de respuestas hematológicas, cardiovasculares y metabólicas, estado nutricional, alimentación, control farmacológico”.
Además, advierte que “cuando no se controlan las características propias del ejercicio físico, como intensidad, duración, volumen y frecuencia de las sesiones, no se obtienen los efectos esperados y, en algunos casos, aparecen complicaciones no deseadas, poniendo en peligro la salud de las personas”.
Rol del educador físico
El profesor de educación física de la misma casa de estudios, David Ulloa, sostiene que, una vez acreditada la condición de salud para iniciar un programa de ejercicio, “es responsabilidad del educador físico establecer los objetivos del mismo y evaluar la condición y las cualidades físicas a modificar producto de la intervención motriz”.
Agrega que el profesional “también deberá seleccionar cuál o cuáles serán los métodos de entrenamiento pertinentes según las características de cada persona, estableciendo indicadores de logros para cada sesión y una estrategia de monitoreo de las variables fisiológicas que indican los efectos agudos y crónicos que se provocan cuando se quiere utilizar el ejercicio físico con fines en salud”.
Ulloa señala que es el educador físico quien debe prescribir el ejercicio, “especialista capacitado en ciencias del ejercicio y su metodología en la aplicación de los principios del entrenamiento, en evaluación de la condición física e interpretación de sus resultados”.
Por eso, de acuerdo a Cuevas, es inadecuado que quienes no poseen estas competencias “se atrevan a dar recomendaciones, por ejemplo, cuando llaman a iniciar programas de ejercicio o aumentar los niveles de actividad física sin considerar las características individuales de las personas”. Sin esta información, recomendar correr, trabajo de fuerza o simplemente caminar puede convertirse en una amenaza para la salud.