
Decenas de escolares, acompañados por sus padres, participaron en el programa inserto en el proyecto “Escuelas Comunitarias en Campamentos” de nuestra Casa de Estudios.
Con el objetivo de dar rienda suelta a su creatividad, a través de la creación de un “Mural Itinerante”, un grupo de escolares de la Caleta Tubul visitó la Facultad de Educación de nuestra Universidad. La actividad desarrollada en el contexto del Proyecto “Escuelas Comunitarias Campamentos 2010”, tiene por finalidad apoyar la reconstrucción de la región del Biobío.
Catherine Roberts, responsable de la actividad, detalló que esta iniciativa tiene un acento social muy fuerte, y enfatiza la premisa de que los aprendizajes se generan dentro y fuera de aula. En el encuentro, comentó, se conectaron dos mundos que cotidianamente no se vinculan, como es la vida Universitaria con una Caleta como Tubul. “Muchos de estos niños no han salido de Tubul ni han conocido un espacio universitario (…) y esta experiencia te abre la mente a un mundo nuevo. Esperamos que esto pueda estimular a los escolares a acceder a algo más (en su vida educativa)”, enfatizó.
Donatila Ferrada, académica que dirige el grupo “Enlazador de Mundos” –proyecto general de “Escuelas Comunitarias en Campamentos”- señaló que tras la catástrofe, el equipo se enfocó en el trabajo con algunos campamentos afectados en tres comunas: Arauco (campamento de Tubul); Talcahuano (con los campamentos de Lomas de Santa Clara y Caleta El Morro, además del Liceo A-21); y Tomé (Dichato, Caleta del Medio de Coliumo, y las dos canchas de Cocholgüe).
La docente destacó que, para los universitarios, esto también es algo muy valioso en su formación, ya que “están viviendo la solidaridad. No es un discurso decir que desarrollamos profesionales solidarios, o profesionales con compromiso social (…)”, y agregó que son los propios estudiantes, futuros profesores, los que tienen enormes ganas de ayudar desde sus talentos, y son los que concretan estas actividades de reconstrucción educativa.
Mónica Carrillo, una de las madres presentes, sólo podía sonreír ante la felicidad y entusiasmo de los niños. A su juicio, a los escolares les faltaba una actividad como ésta: “necesitaban algo diferente a la rutina diaria de allá. Después de todo lo sufrido es bueno que conozcan cosas nuevas y que se incentiven a estudiar y a tratar de superarse”, indicó.