Eucaristía celebrada en Temuco recalcó la importancia del diálogo en la solución de conflictos así como el aporte que cada cultura realiza a la construcción de un país.
Un saludo en mapudungun y el llamado al Señor a hacernos artesanos de la unidad fueron partes fundamentales de la “Misa por el Progreso de los Pueblos” celebrada por el Santo Padre, en el aeropuerto de Maquehue, en Temuco.
En la homilía, el Sumo Pontífice agradeció el estar en esa zona del país, de la que destacó su belleza, pero, también la pena, el dolor y la injusticia que ésta carga desde hace mucho. “Queremos estar con Jesús en su momento de dolor, para pedirle al padre que seamos uno, que nos permita dejar de lado el enfrentamiento y la división”.
De igual modo, el Papa Francisco llamó a pedir por esa tierra y por sus hijos, y a no dejarse llevar por los “falsos sinónimos”. La autoridad eclesiástica fue enfática en sostener que unidad no es lo mismo que uniformidad. “La riqueza de una nación nace de que cada uno pueda compartir su sabiduría con los demás. La unidad a la que llama Jesús reconoce lo que cada pueblo y cultura está llamada a aportar”, señaló.
“El arte de la unidad necesita de artesanos que armonicen las diferencias. La unidad que necesita nuestro pueblo requiere que nos escuchemos y reconozcamos, por eso debemos dejar de lado la idea de que existen culturas superiores y culturas inferiores” agregó el Santo Padre.
Al finalizar la ceremonia, el Sumo Pontífice recalcó la importancia del diálogo en la búsqueda de la unidad, sosteniendo que no se puede aceptar cualquier medio para obtenerla. “No se puede pedir reconocimiento aniquilando al otro, porque sólo se aumenta la violencia y esta convierte en mentirosa la causa más justa”, concluyó el Papa.