En el Campus San Andrés, la Comunidad Universitaria se congregó en este acto litúrgico para expresar su felicidad por el importante acontecimiento que este domingo vivió la Iglesia Católica.

En el Campus San Andrés, la Comunidad Universitaria se congregó en este acto litúrgico para expresar su felicidad por el importante acontecimiento que este domingo vivió la Iglesia Católica.
Una trascendental jornada vivió la Iglesia Católica este domingo. En la Plaza de San Pedro del Vaticano el Papa Francisco -y con la presencia de Benedicto XVI- canonizó a Juan XXIII y Juan Pablo II, ceremonia calificada como el “día de los cuatro Papas”. El acontecimiento motivó en la UCSC la celebración de una Misa de Acción de Gracias, realizada este lunes a los pies de la Cruz Papal que testimonia la visita de Juan Pablo II a Concepción en 1987.
El Director de Pastoral, Padre Cecilio de Miguel, quien presidió la celebración litúrgica, recordó que el Papa Francisco, en relación a los nuevos santos de la Iglesia, señaló que estos “habían tenido la audacia de meterse en las llagas de Cristo, de tocarlas, y en esas llagas es donde encontraron un mundo tan necesitado de Dios que van a ser dos de los grandes instrumentos que la Divina Providencia ha manejado para que en este siglo, en lo que llevamos de él, y en el siglo pasado, dieran a la Iglesia ese gran testimonio”.
Respecto de San Juan XXIII, hizo referencia a que el Santo Padre lo llamó “Papa de la docilidad al Espíritu”, quien, guiado más por la intuición que la razón, convocó el Concilio Vaticano II, falleciendo sin embargo antes de su término. “Dócil al Espíritu, había dejado en la Tierra, comenzado, lo que otros no se habían atrevido a hacer, y que sería el mayor acontecimiento eclesial del siglo XX”, señaló.
Asimismo, expresó que, frente al “Papa de la docilidad al Espíritu”, “tenemos a San Juan Pablo II, verdadero místico, también con intuiciones en su vida. El Papa Francisco se refería al gran legado del Papa Wojtyla; la devoción a la Divina Misericordia fue pura intuición del beato Juan Pablo II, quien tuvo el olfato de que este era el tiempo de la misericordia”.
El Director de Pastoral destacó que San Juan Pablo II, dentro del rico bagaje de enseñanzas que entregó a la Iglesia en sus 27 años de pontificado, escribió, entre otros influyentes documentos, 14 encíclicas que “iluminaron muchas áreas del campo de la Iglesia, teología, moral, doctrina social, relaciones entre los hombres, diálogo fe y razón, y todo lo referente a la comunicación de los saberes. Quien fue un universitario tan genuino, nos demostraría que no hay que tener miedo a la verdad ni a la búsqueda leal, porque Dios premia siempre su esfuerzo con la conquista a quien es respetuoso y humilde”.
Resaltó, además, la constante preocupación que San Juan Pablo II manifestó por la familia y el trabajo. “Como gran cultivador de lo noble y de lo bello, aprisionaría en sus versos lo delicado del quererse y de la tarea divina de cocrear con Dios, comunicando vida. Fue respecto a la vida que comienza, lo que le arrancó las palabras pronunciadas con gritos desgarradores defendiendo a los sin voz, y fueron muchas las llamadas al respeto de los ancianos”, indicó.
Recordando la Misa del Mundo del Trabajo presidida por Juan Pablo II en Concepción hace 27 años, y en la víspera del Día Internacional del Trabajo, el Padre Cecilio enfatizó la necesidad “que el trabajador vea en su quehacer el momento del encuentro diario con Dios”, y agregó: “Que quienes dan trabajo comprendan cuánto beneficia y ennoblece tratar como personas a quienes buscan trabajo, y que ese mundo del empleador y empleado se relacione cada día siguiendo los consejos del ‘Papa de la familia’”.