Grupo Melisa lidera estudio colaborativo multinacional que demuestra la diferencia de esta encuesta.
Instituto MELISA lidera estudio colaborativo multinacional que demuestra la diferencia de esta encuesta.
Las cifras de aborto estimadas a través de encuestas de opinión en México son inconsistentes con la significativa disminución de mortalidad por aborto en el país, señala un estudio.
Resumen: Parece existir una paradoja entre las altas cifras estimadas de aborto y la reducción significativa de las muertes por aborto en México. Un estudio colaborativo multinacional demuestra hasta 10 veces de sobreestimación de las cifras reales de aborto inducido en México DF cuando se emplearon encuestas de opinión. Más aún, el reporte demuestra que 98% de las causas de muerte materna no está relacionado con aborto provocado, destacando la importancia de aumentar el cuidado obstétrico de emergencia y especializado para mejorar la salud materna.
Un estudio colaborativo conducido en México por investigadores de la University of West Virginia-Charleston (EEUU), Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (México), Universidad de Chile y el Instituto de Epidemiología Molecular de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (Chile), reveló que las encuestas de opinión utilizadas por investigadores del Instituto Guttmacher sobreestimaron hasta 10 veces las cifras de aborto inducido en el Distrito Federal de México (México DF). La investigación, recientemente publicada en la revista International Journal of Women’s Health, destacó que la cifra observada de aborto inducido en México DF no ha superado los 15.000 por año, de acuerdo al registro oficial. “Durante 2009, el número de abortos inducidos en México DF fue 12.221, lo cual contradice directamente la cifra de 122.135 abortos inducidos estimada por el Instituto Guttmacher para el mismo año, lo que resulta en una sobreestimación cercana a 1000%” indicó Elard Koch, epidemiólogo Chileno que lideró la investigación.
El grupo de investigación comparó directamente las estimaciones de aborto inducido reportadas por el Instituto Guttmacher y las cifras reales reportadas por el GIRE (Grupo de Información en Reproducción Elegida), institución que mantiene la vigilancia epidemiológica en materia de aborto en México DF desde su despenalización en 2007. Los investigadores detectaron que las discrepancias encontradas entre las cifras estimadas y las observadas se deben probablemente a la naturaleza subjetiva y potencialmente sesgada de las encuestas de opinión, las cuales han estimado cifras tan elevadas como 1.024.424 abortos inducidos por año para todo el país Mexicano. “Este es el mejor ejemplo que demuestra que las metodologías utilizadas para estimar cifras de aborto inducido e indicadores asociados, como las tasas de mortalidad por aborto, necesitan de una constante re-evaluación y escrutinio por parte de la comunidad científica a fin de proveer datos epidemiológicos confiables para ser utilizados en políticas públicas de cualquier región” explicó Byron Calhoun, especialista en Obstetricia y Ginecología de la University of West Virginia-Charleston y coautor del estudio.
Paradójicamente, el estudio también reveló que la mortalidad por aborto en todo el país Mexicano ha disminuido a tal punto que alrededor de 98% de las causas de muerte materna totales dicen relación con hemorragia del parto, hipertensión y eclampsia, causas indirectas y otras condiciones patológicas no asociadas con abortos inducidos. Koch indicó que “dada la baja mortalidad por aborto observada en México y los resultados similares del experimento natural chileno, publicados en mayo de este año en PLoS ONE, es muy improbable que cambios en el estatus legal del aborto puedan tener efectos significativos en la mortalidad materna.” Por ejemplo, durante el año 2009 se produjeron 1207 muertes maternas totales en México, de las cuales solamente 25 fueron atribuibles al aborto inducido, resultando en una tasa de 0.97 por cada 100,000 nacidos vivos. En el caso de Chile, de un total de 43 muertes maternas observadas durante 2009, sólo 1 podría atribuirse al aborto inducido, equivalente a una tasa de 0,39 por 100,000 nacidos vivos. “Investigar con precisión cuáles son las principales causas de muerte materna es fundamental para orientar una adecuada política de salud pública y distribución de recursos, los cuales siempre son limitados” coincidieron Koch y Calhoun.
Un hecho que preocupó a los investigadores es que parte de los decesos por aborto en México posiblemente estarían relacionados con la violencia contra la mujer durante el embarazo, cuya prevalencia se ha incrementado en forma alarmante en el país. Las “Encuestas de Violencia contra las Mujeres” (ENVIM) conducidas en 2003 y 2006 muestran un aumento en la prevalencia de violencia en la pareja de 9,8% a 33,3% y de violencia física durante el embarazo de 5,3% a 9,4%. Koch precisó que “es frecuente observar rotura de membranas y aborto subsecuente en mujeres embarazadas que sufren episodios de violencia física desmedida, caídas o accidentes. Si no reciben una atención médica oportuna, estas mujeres pueden morir por complicaciones de su cuadro clínico.”
Los investigadores concluyeron que la implementación de unidades obstétricas de emergencia y un acceso oportuno al cuidado de embarazos de alto riesgo, especialmente en las regiones más vulnerables, son claves para continuar reduciendo la mortalidad materna en México. “Cientos de mujeres mexicanas están muriendo por hemorragia, eclampsia y causas indirectas; esto requiere estrategias muy concretas que, claramente, no están relacionadas con el estatus legal del aborto” enfatizaron Koch y Calhoun.