La Misa presidida por el Arzobispo de Concepción, Monseñor Fernando Chomali, dio inicio a la celebración del Día del Trabajador Universitario UCSC, efectuado este viernes 4 de marzo, en modalidad online.
El tradicional Día del Trabajador Universitario UCSC 2022, se celebró por segunda vez en modalidad online, en el contexto de pandemia. Esta jornada, que convoca a académicos y administrativos de la Universidad, se inició con la Misa, presidida por el Arzobispo de Concepción y Gran Canciller de la UCSC, Monseñor Fernando Chomali, y con la presencia de las máximas autoridades de la Universidad, y representantes del Sindicato de Trabajadores y de la Dirección de Gestión de Personal, áreas organizadoras de la actividad.
En su homilía, el Gran Canciller se refirió especialmente a las distintas dimensiones que tiene el trabajo, recalcando que éste «es una actividad exclusivamente humana», invita a leer la encícilica Laborem Exercens, para apoyar la reflexión en torno a esta relevante labor, y reconocer en ella una obra creada por Dios para que sea una misión cumplida por una persona. «El trabajo es una fuente inagotable de realización personal. La tarea de los líderes es promover las habilidades, destrezas y conocimientos que toda persona tiene», detalló.
Así como el trabajo conlleva una responsabilidad, porque prácticamente todos viven de su trabajo, y hay que cuidarlo, Chomali enfatizó que también tiene una dimensión social, pues cada palabra, acción, o gesto tiene impacto en los demás. Del mismo modo, una dimensión cósmica, que nos llama a que el trabajo contribuya a un mundo más sustentable y también a vivir la espiritualidad cristiana, a vivir los principios de solidaridad.
El Gran Canciller no dejó de referirse a la guerra en Ucrania. Observa que todos están contra de la guerra, y reconoce que es positivo que exista un rechazo absoluto a la violencia, promoviendo una resolución de conflictos a través del diálogo fecundo. No obstante, indicó, “¿qué pasa con nosotros, con nuestras propias guerras? Si realmente estamos en contra de la guerra, nosotros tenemos que ser mujeres y hombres de paz. El evangelio nos invita a tener alma de pobre, reconocer que estamos en las manos de Dios, que tengamos paciencia, ser misericordiosos, capacidad de comprender al otro, tener un corazón puro y trabajar por la paz. Trabajar por la paz es un trabajo artesanal, que se da minuto a minuto. En Chile nos tratamos mal, y tenemos que generar una cultura superior, que empieza por reivindicar esta maravilla y misterio que es el ser humano. Debemos tener en cuenta, como Universidad, que los jóvenes le dan mucho más crédito a lo que ven que a lo que oyen.”