Estudio presenta potencial biomarcador para detectar patología que afecta a médula espinal

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La población mayor de 50 años es la más afectada por la mielopatía cervical degenerativa, lesión en la que se enfocó el estudio en el que participó académica de la Facultad de Medicina UCSC.

La mielopatía cervical degenerativa es una afección común que resulta de la compresión crónica de la médula espinal por estructuras degeneradas de la columna vertebral. Un estudio que buscó estudiar el potencial de un biomarcador para este tipo de lesiones es en lo que se enfocó la investigación “Mir21 modulates inflammation and sensorimotor deficits in cervical myelopathy: data from humans and animal models” publicado en la revista Brain Communications (disponible aquí), en la que participó la académica de la Facultad de Medicina UCSC, Dra. Pía Vidal.

El estudio, en el que trabajó un grupo multidisciplinario de alumnos de doctorado de la Universidad de Toronto y postdoctorantes de Krembil Research Institute, contó con la colaboración del Dr. Michael Fehlings en Canadá. El objetivo fue estudiar el rol de microRNA-21 o también conocido como miR21 (estructuras moleculares implicadas tanto en la respuesta inmunitaria, como en las vías de la inflamación de células y tejidos) dentro de los procesos de inflamación que ocurren en un modelo de compresión crónica de la médula espinal.

La población mayor de 50 años es la más afectada por la mielopatía cervical degenerativa, patología que si no es diagnosticada a tiempo genera un mayor daño y aumento de la respuesta inmune con el paso del tiempo. Uno de los objetivos del trabajo fue estudiar el potencial de miR21 como un biomarcador de este tipo de lesión en pacientes.

“Este estudio presenta un potencial biomarcador que permitiría ayudar a detectar la enfermedad en pacientes utilizando muestras de sangre, así como sentar las bases para futuros estudios en esta área que permitan determinar el uso de este biomarcador como un predictor para pacientes antes de someterse a cirugía”, detalló la Dra. Pía Vidal, quien agregó actualmente no existen biomarcadores que permitan diagnosticar a tiempo la patología.

Relación con déficits neurológicos severos

En la investigación se analizaron aspectos biológicos, bioquímicos y ensayos conductuales para poder tener una visión más global del potencial mecanismo de acción de miR21, su potencial implicancia y si era posible o no utilizarlo como biomarcador de la patología.

“Encontramos que los niveles de este miR21 se encuentran elevados en la sangre, tanto en pacientes con compresión crónica, así como en un modelo animal de la patología. Esto que nos indicaba que miR21 pudiese ser un buen candidato para ser utilizado como biomarcador”, explicó la académica de la Facultad de Medicina.

Entre los principales resultados obtenidos, se observa que el aumento en miR21 se correlacionó con déficits neurológicos más severos. Sobre esto, la investigadora de la UCSC señaló que “normalmente el tratamiento para pacientes diagnosticados con esta compresión crónica es una cirugía de descompresión. Los resultados de nuestro estudio muestran que los pacientes que presentaban altos niveles de miR21 antes de la cirugía se beneficiaban en un menor grado de la cirugía. Esto también fue observado en el modelo animal, donde a través de estudios in vivo e in vitro se vio que miR21 tiene un rol inflamatorio, específicamente actuando sobre la microglia, y también se asociaba con una acentuación de déficits motores”.