Estudiantes de Trabajo Social transforman basural lotino en plaza de juegos

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En el marco de su práctica del área Comunidad, las estudiantes Carolina Acevedo y Esmirna Arce desarrollaron el proyecto al alero de la ONG La Caleta, convirtiendo un basural de Lota Bajo en plaza de juegos infantiles.

Con una labor que superó las exigencias académicas, dos alumnas de la UCSC implementaron una instancia de encuentro para las familias del sector.
Con una labor que superó las exigencias académicas, dos alumnas de la UCSC implementaron una instancia de encuentro para las familias del sector.

En el marco de su práctica del área Comunidad, las estudiantes Carolina Acevedo y Esmirna Arce desarrollaron el proyecto al alero de la ONG La Caleta, convirtiendo un basural de Lota Bajo en plaza de juegos infantiles.

Luego de largas gestiones enmarcadas en su práctica del área Comunidad, dos estudiantes de Trabajo Social lograron transformar un basural no autorizado del sector Monte Los Olivos, en Lota Bajo, en una plaza de juegos. Las alumnas Carolina Acevedo y Esmirna Arce, luego de diagnosticar la urgente necesidad de un espacio recreativo para los niños de la comunidad beneficiada, limpiaron junto a ellos y los vecinos la zona que hoy es un centro de reunión para los menores.

La labor de las jóvenes de la UCSC no sólo se redujo a despejar el espacio, sino que también implicó la reunión de $1.800.000 en materiales, los que se destinaron a habilitar la plaza que se inauguró luego de casi cuatro meses de gestiones. Para implementar en detalle el lugar, las estudiantes contaron con el apoyo de la ONG La Caleta, que trabaja permanentemente en el sector, además de los pobladores y sus propias familias, según explica la académica responsable de la práctica de comunidad de la carrera, Sonia Stevens.

Según detalla también la profesora Stevens, en la ceremonia inaugural el centro de práctica La Caleta destacó el trabajo de las alumnas, lo mismo que la comunidad. “Ellos agradecieron también, pues en el sector no existía ningún espacio donde los niños y niñas  pudieran jugar, y que fuera una instancia de encuentro para la familia y la comunidad”, detalló la académica.

A juicio de Sonia Stevens, ambas estudiantes “se comprometieron más allá de las exigencias académicas, demostrando un sentido humano y profesional que debía ser destacado”. Por ese motivo, la carrera de Trabajo Social reconoció su labor con una distinción que también se les entregó en la actividad de inauguración.