Desde el 8 de diciembre, la Comunidad Cristiana comenzó a vivir el Año de la Misericordia y que busca vivir en torno al amor por el otro.
“Quien cruza con amor las Puertas Santas encontrará el perdón y consolación”. Con esas palabras el Máximo Pontífice de la Iglesia Católica se refirió al Jubileo de la Misericordia, que comenzó el pasado 8 de diciembre en la celebración de la Inmaculada Concepción. Año Santo extraordinario que busca acercar a los miembros de la Comunidad Cristiana y a la comunidad externa a esta virtud y atribución de Dios que perdona los pecados de las personas.
Sobre este período, Cecilia Pérez, Jefa de Carrera de Licenciatura en Ciencias Religiosas y Estudios Eclesiásticos de la UCSC, comentó que el Papa busca que la comunidad se centre en Cristo e imite su sentido de humildad, enfocándose en el prójimo. “La idea de Francisco es actuar con misericordia, porque esta nos lleva al perdón, nos hace mirar al otro con amor, tratar de vivir en el amor. La misericordia es el sentimiento genuino que tenemos, nace desde las entrañas, es algo natural al hombre”, aseguró Pérez.
La Académica del Instituto de Teología, indicó que el Máximo Pontífice llama a desarrollar esta virtud a través de las denominadas “Siete obras de la misericordia: corporales y espirituales”, entre las que se encuentra: dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, acoger al forastero, asistir a los enfermos, visitar a los presos y enterrar a los muertos. Entre la espirituales: dar consejo al que lo necesita, enseñar al que no sabe, corregir al que erra, consolar al triste, perdonar al que ofende, soportar con paciencia a las personas molestas , rogar a Dios por los vivos y los difuntos.
Declaración expresada en “Misericordiae Vultus”, documento emitido el 15 de abril de 2015 y con el que convocó a este jubileo, en el que también se recalca la importancia de la confesión como mecanismo para encontrará el perdón y la consolación.
Sobre la tradición de la celebración, el Pbro. de la UCSC, Cecilio de Miguel, explicó que el término “jubileo” proviene de un cuerno con el que antiguamente se anunciaba un año excepcional dedicado a Dios. En principio, estos períodos se celebraran cada 100 años, sin embargo luego se redujo a 50, posteriormente cada 25 años e incluso, por circunstancias especiales, se celebran en años indeterminados.
De Miguel agregó que el Papa, a diferencia de otros años, les dio mayor atribución a los obispos quienes también abrieron las puertas de las catedrales y de diferentes iglesias para facilitar a las personas que ganen las indulgencias del Año Santo.
El Padre, declaró que para obtener las indulgencias, es fundamental el sacramento de la Confesión y la Comunión, visitando los lugares establecidos en las diferentes ciudades.
Ambos miembros de la Comunidad Universitaria, coincidieron que es necesario incentivar actividades para que los estudiantes, académicos y funcionarios, conozcan más sobre este Año Santo, el que nos invita a acoger a las personas, entenderlas y ayudarlas.