Por medio de una reflexión y una Eucaristía, la UCSC conmemoró un nuevo aniversario de la partida de quien fuera su primer Gran Canciller.
“En momentos de crisis, una figura como la de él constituye un verdadero bálsamo”. Con estas palabras, el académico de Teología, Arturo Bravo, comenzó la reflexión con la que se dio inicio a la conmemoración del sexto aniversario de la partida del fundador de la UCSC, Monseñor Antonio Moreno Casamitjana.
A través de su relato, Bravo, quien compartió con el Gran Canciller primero como alumno y luego como docente de la Casa de Estudios, dio a conocer a la Comunidad Universitaria las cualidades con las que el Cardenal Jorge Medina y el presbítero Eliseo Escudero caracterizaron al Obispo Emérito: disposición para enseñar, dedicación y amor a la verdad, esfuerzo y trabajo constante, modestia y entrega a los demás.
De igual modo, el académico destacó los rasgos que, a su juicio, mostraron a Monseñor Moreno como un verdadero profeta de nuestro tiempo. “Entre ellos estaban el tener conciencia de sus propias limitaciones, poseer una confianza absoluta en la asistencia divina para la realización de las tareas encomendadas, así como coherencia entre el decir y el hacer”.
Tras esta reflexión, se dio paso a una Eucaristía presidida por el presbítero Juan Fernando García. En la ceremonia, realizada en la capilla Santa María Reina, se agradeció el deseo del Arzobispo de mantener la labor universitaria en la región y se resaltaron sus cualidades como ser humano y sacerdote.
“Monseñor Moreno buscó la gloria de Dios, pero no la suya. Poseía un espíritu elevado que daba cuenta de un hombre de oración, que creía en la conversión, así como grandes cualidades, que estaban adornadas de humildad y sencillez”, comentó el sacerdote.
De igual modo, destacó la cercanía del fundador con la gente y su deseo de contar con un clero íntegro y dedicado a Dios. “Fue un ejemplo de vida y de pastor. Debemos guardar su memoria, pero también seguir sus enseñanzas”, concluyó.