Biblista UCSC fue parte de “1000 científicos, 1000 aulas” en Yumbel

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El académico del Instituto de Teología Arturo Bravo, participó de la actividad propuesta por el Programa Explora de Conicyt, ofreciendo una charla a estudiantes del Instituto San Sebastián de Yumbel.

La charla se extendió por espacio de dos horas, en las cuales hubo variadas preguntas y participación de los alumnos.
La charla se extendió por espacio de dos horas, en las cuales hubo variadas preguntas y participación de los alumnos.

El académico del Instituto de Teología Arturo Bravo, participó de la actividad propuesta por el Programa Explora de Conicyt, ofreciendo una charla a estudiantes del Instituto San Sebastián de Yumbel.

“Humor en la Biblia: el caso de Isaac”, fue el tema desarrollado por el Dr. Arturo Bravo en el Instituto San Sebasián de Yumbel, en el marco del programa “1000 científicos, 1000 aulas”, de Explora – Conicyt. Según relató el académico del Instituto de Teología, los estudiantes demostraron un abierto interés durante la charla, lo que hizo sumamente positiva la experiencia.

“Empecé contándoles las ramas en que se divide la Teología y luego les expliqué mi área, la Biblia. Les hablé de que los teólogos para llegar a ser tales tenemos que manejar cuatro idiomas aparte del nuestro: dos antiguos y dos modernos, y además que los especialistas en Antiguo Testamento hemos de estudiar hebreo. Con toda esa avalancha dejé bien establecido que tanto la teología como los estudios bíblicos son ciencia”, contó el Dr. Bravo a su regreso de Yumbel.

La introducción realizada por el académico del Instituto de Teología logró cautivar la atención de un público muy joven, que conoció en detalle cómo la narrativa bíblica dedicada al patriarca Isaac utiliza el humor como un recurso literario para expresar la teología de la gracia. “Es decir, que a pesar de las manifiestas torpezas y limitaciones de Isaac, las promesas de Dios se cumplieron porque es Dios quien lleva adelante su plan salvífico a pesar de las debilidades de sus mediadores humanos, lo que a la vez constituyó un llamado a la esperanza”, explica Arturo Bravo.

El encuentro realizado en Yumbel convirtió al Dr. Bravo en el primer académico del Instituto de Teología en participar de “1000 científicos, 1000 aulas”. A juicio del académico esta experiencia también se traduce en que los teólogos “tenemos que usar todos estos escenarios para salir al espacio público y mostrar que lo que hacemos tiene un status científico, y lo hacemos con rigurosidad”.