Alternativo a la tradicional educación escolarizada, este sistema ha ido abriéndose paso en Chile durante los últimos años, siguiendo la tendencia de Estados Unidos o países europeos como Irlanda o Austria.
Durante los últimos años, la opción de que los niños estudien enseñanza básica y media en el hogar, en desmedro de la tradicional educación escolarizada, ha tomado fuerza y sumado adeptos en diferentes partes del mundo, y claro, también en Chile.
Países como Irlanda, Austria, Estados Unidos o Inglaterra han legislado al respecto, permitiendo que esta modalidad sea válida y cuyos resultados sean igual de lícitos como los de una educación escolarizada.
La educación en casa (homeschooling en inglés) no es una idea nueva y se podría definir como la decisión de los padres de dar a sus hijos una educación fuera de la escuela y bajo su responsabilidad. “Esto pareciera ser un atentado a la escuela, pero es más bien una labor que se asume a nivel familiar, donde padres e hijos se plantean los desafíos diarios en cuanto al currículo, los tiempos de estudio, los espacios y recursos para abordar el aprendizaje”, comenta Juan Molina, Doctor en Educación y académico de la UCSC.
Respecto de las ventajas que ofrece esta modalidad educativa, Molina explica que hay “evidencia que los padres dan cuenta de niños más autónomos, autodisciplinados y con capacidades amplias para socializar y desenvolverse con naturalidad en diferentes contextos sociales”.
Aladino Araneda, académico de la Facultad de Educación de la UCSC, también realza a la homeschooling como una alternativa válida a la tradicional. Es más, critica la educación escolarizada, asegurando que “la escuela fue puesta al servicio del trabajo calificado, el crecimiento económico y los requerimientos sociales asociados y se ha ido alejando del desarrollo integral de las personas y de sus diferentes dimensiones del vivir: la escuela se ha ido deshumanizando progresivamente”.
Araneda agrega que “en pleno siglo XXI, el homeschooling emerge como una reacción legitima de las familias a la incapacidad del sistema escolar para acoger a todas las personas (principio de inclusión)”.
Según los académicos, hay registros de que padres de niños que se forman en el hogar dan cuenta de aprendizajes más significativos y permanentes en el tiempo, logros que están libres de la competencia y el estrés que se vive en la escuela.
Si un niño o joven quiere ser feliz y tener una vida sana, comenta Aladino Araneda, “no encontrará en la escuela de hoy contenidos y objetivos que le permitan alcanzar tan ‘modesta finalidad’ humana, pues el recorrido escolar está organizado para que alcancen contenidos con escasa o ninguna vinculación con sus vidas y desafíos personales”.