Myriam Zayas, decana de Educación de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico, dictó la clase magistral “Un desafío para la universidad católica en la formación de maestros: integración de fe, razón, cultura y libertad”.

Myriam Zayas, decana de Educación de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico, dictó la clase magistral “Un desafío para la universidad católica en la formación de maestros: integración de fe, razón, cultura y libertad”.
Como una situación preocupante calificó Myriam Zayas -decana del Colegio de Educación de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico (PUCPR)- la separación que profesores con formación católica realizan entre sus principios de fe y el ejercicio profesional ante contenidos curriculares y prácticas opuestos a las enseñanzas de la Iglesia.
Zayas, académica con más de 20 años de trayectoria en la PUCPR y quien visitó la Facultad de Educación, dictó en el Campus San Andrés la clase magistral “Un desafío para la universidad católica en la formación de maestros: integración de fe, razón, cultura y libertad”.
En la oportunidad, respecto de la formación docente, destacó la necesidad de educar la conciencia para ampliar la razón. “Es una tarea vital, de manera que sin prejuicios y con respeto a la diversidad y dignidad del ser humano, dada desde su concepción, y a su libertad de expresar, creer y seguir lo que él desea, porque el mismo Señor nos ha dado ese libre albedrío, tratar que en su conciencia de maestro cristiano, católico, responda con fe y valentía a esos principios”.
En tal sentido, planteó la importancia de la “integración de fe, cultura, conocimiento, razón, en un contexto de libertad. No se puede obligar a los egresados a que apliquen su fe en su ejercicio profesional, es un asunto de formación”.
Los maestros del siglo XXI, afirmó, “deben ser capaces de entender las nuevas dinámicas en que se mueve la cultura contemporánea y de responder con ética, en el uso de la información, a las profundas presiones que estos cambios crean, por lo que su formación debe estar estrechamente enlazada con los principios de fe, o se corre el riesgo de una ética relativa”.
Aseveró, asimismo, que la misión del profesor católico “tiene que ser la diferencia, no es simplemente ser competente en la didáctica, en los procesos de evaluación, en la comunicación; no se puede limitar, tiene que volver a ser ese maestro que es un ejemplo de respeto en la sociedad, alguien que acompaña a través de esa formación como un modelo positivo en el que el estudiante se inspira y lo quiere emular”.
En la conferencia, la decana compartió el trabajo que ha realizado la PUCPR con el fin de perfeccionar la formación docente, donde “se redefinieron las bases conceptuales y teóricas de los programas de preparación de maestros para generar una unidad articulada en las diversas vías del conocimiento que permita ampliar la razón para llegar a verdades trascendentales”, indicó.