Cecilia Gutiérrez, psicóloga Unidad Desarrollo Organizacional.
En vacaciones, dediqué algunas horas a la lectura y me reencontré con «Fish», un libro que habla sobre cómo transformar el ambiente laboral, a través de una analogía que hace con una pescadería, de ahí su nombre.
Avanzando en el texto, me sorprenden las sencillas fórmulas que se extraen para consolidar los cambios y mejorar la satisfacción y desempeño de los equipos. El mensaje es también simple, «por más difícil, insatisfactoria o monótona que se vuelva una tarea, debemos buscar la salida y transformarla en algo agradable y que nos motive».
El libro habla de nuestra actitud, en cualquier situación, pero especialmente en el trabajo. Habla de aquellos lugares en que no existe creatividad, flexibilidad, motivación y entusiasmo, haciendo referencia a la profunda necesidad que todos tenemos de sentir que lo que hacemos importa, así como al deseo de disfrutar de nuestro trabajo. Una de las claves de lograr la motivación en un equipo, está en el cambio de actitud.
Para ello, los autores señalan que se debe “estar presente” cuando alguien lo necesita y “apartar las distracciones y juicios de valor”. Así también, debe disfrutar su lugar de trabajo, pues ayuda a encontrar soluciones a retos diarios y demostrar sencillos gestos de consideración, gratitud y reconocimiento hacia otros. Esto implica elegir nuestra actitud, es decir “elegir cómo responder ante la vida y no sólo reaccionar”.
Por lo mismo, les dejo algunas acciones que podrían ayudarnos en esta tarea:
1. Como líder debe observar el comportamiento de las personas que trabajan con usted, como lo hizo la protagonista del libro, e identificar sus necesidades individuales; sean éstas de afiliación, poder, logro, reconocimiento, entre otras.
2. Revisar las cargas de trabajo del equipo y establecer equilibrios. Esto implica conocer e identificar la teoría motivacional de la equidad, que en palabras muy simples es la relación que inconscientemente hacemos al compararnos con otro, que se explica en la siguiente frase “cuanto hago yo y cuanto recibo, cuanto hace el otro y cuanto recibe”.
3. Es necesario establecer un equilibrio entre los objetivos institucionales y los personales. Para ello, el líder debe realizar conversaciones para identificar estos objetivos. Debe conocer a su equipo.
4. Reconocer la influencia del entorno inmediato y específico y entender que este entorno es cambiante y dinámico.
5. Reconocer que todo líder, debe “ocuparse” de las personas, así como de los procesos a su cargo y no sólo “preocuparse” por ellas.