Generando equipos equipos de Alto Desempeño

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Comunicación Interna

Columna de Cecilia Gutiérrez, psicóloga de la Dirección de Gestión Estratégica.

Mucho se dice sobre los equipos de alto rendimiento, pero poco a cerca de cómo generarlos. Los equipos de alto rendimiento

conocen claramente la misión, visión, sello, objetivos y estrategia de su institución. Las estrategias se establecen en función de la innovación, rapidez y flexibilidad. Los objetivos,  en términos de la mejora continua de la calidad y eficiencia en procesos.

El compromiso en el aprendizaje y capacitación de todos sus integrantes genera un impacto positivo en el comportamiento, motivación y desempeño. Los miembros desarrollan la flexibilidad para ejercer diferentes funciones y cada integrante conoce y entiende la importancia de su trabajo y su incidencia en el logro de los objetivos, compartiendo un sentimiento de compromiso y un efecto sinérgico positivo.

El modelo Marcial Losada,  señala que el éxito de un equipo de trabajo está en 95% en las capacidades relacionales y un 5% en las capacidades técnicas y de proceso.  En su modelo da mucha relevancia a las emociones positivas, las que siempre son algo agradable y placentero a corto plazo, pero a la vez,  nos prepara a largo plazo para los momentos más difíciles como organización.

La alegría, por ejemplo, anima a “jugar” y ser creativo, permitiendo desarrollar habilidades físicas, psicológicas e intelectuales, así como habilidades sociales necesarias para el establecimiento de relaciones de amistad y de apoyo.

El resultado de estos equilibrios es la conectividad emocional, aspecto que destaca como la clave de los equipos de alto desempeño. En la medida en que la conectividad disminuye, también lo hace la positividad, y se pierde el balance, tendiendo hacia la persuasión y la orientación interna. (Losada, 2003).

En este sentido,  surge la siguiente premisa. En las organizaciones tratamos de contar con personas técnicamente preparadas, más aún en una Universidad, pero si además estas personas técnicamente preparadas son capaces de alcanzar la mejor interacción posible entre ellos y se conectan, trabajan en equipo, establecen emociones positivas, sin duda obtenemos un resultado sinérgico que traspasa a las personas y que contagia a nuestros estudiantes, sus familias y la comunidad.

Imaginemos que todos los miembros de la Universidad consideran las aportaciones de otros, con la debida indagación y argumentación, aceptación de uno mismo y del otro, con un grado de retroalimentación importante, con una positividad superior a la negatividad de 3 es a 1, probablemente nuestros equipos serían equipos más innovadores, abiertos, creativos y flexibles y sin duda, nos sentiríamos más plenos en nuestro trabajo, y alcanzaríamos nuestras metas organizacionales con mayor premura, alegría, motivación y respetando la dignidad de cada persona.

Por tanto, les invito a generar lazos positivos, a conectarse con su equipo y a centrarse tanto en los otros como en sí mismo en equilibrio, y a no sólo afirmar, sino también hacer preguntas e indagar.