Lo importante en la vida

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Clima Laboral, Comunicación Interna

Cecilia Gutiérrez, psicóloga Unidad Desarrollo Organizacional.

¿Cuantas veces nos hemos preguntado sobre lo que realmente es importante en la vida? Probablemente más de una vez , y ha sido frente a una enfermedad, una ruptura o una pérdida. No es fácil determinar qué aspecto de estas situaciones nos llevan al análisis, pero sin duda, quienes han vivido alguna de estas experiencias, saben de lo que hablo.

Cuando uno vive situaciones complejas, el mundo se vuelve “de cabeza” y por momentos, literalmente todo es caótico. En un principio creemos que no puede ser y lo negamos: nos da rabia, pena, confusión, temor, para luego comenzar a procesar, racionalizar, aceptar, obtener alivio y confianza, y finalmente volver a nuestro estado promedio.

Durante este proceso, que puede durar días, semanas o meses, realizamos una introspección, es decir ejecutamos un acto de autoconciencia que implica pensar y analizar los propios pensamientos y conductas, algo naturalmente humano. De alguna forma repetimos nuestras propias experiencias y acciones con la esperanza de entender quiénes y cómo somos.

Un estudio de la Universidad de Harvard señala que “lo importante para mantenernos felices y saludables a lo largo de la vida es la calidad de nuestras relaciones”. Así también, las personas más satisfechas en sus relaciones y más conectadas a otros se mantienen más saludables y por más tiempo. No importa la cantidad de tiempo, sino la calidad del mismo, lo cual es muy lógico. No se trata de pasar más tiempo con la persona, sino poner más atención, el tiempo que estemos con ella.

Si consideramos esta premisa, lo importante en la vida son las relaciones y su calidad, más que cantidad y por lo mismo, hay que re-pensar nuestras dedicaciones. Muchas veces nos sumimos en conflictos que no valen la pena, dedicamos tiempo a “batallas” sin propósito, a obras sin sentido a cambio de restarle tiempo a lo importante.

¿Qué hacer entonces? Primero, reconocer que es lo importante en tu vida. Pueden ser personas, propósitos, vocaciones o misiones. Luego, analizar el tiempo que estás dedicando a cada ámbito y lo que esperarías cambiar.  Esto implica dosificar el tiempo en “esas situaciones que nos distraen” y re-dirigirlo a lo importante, para finalmente dedicarle el tiempo, la atención, energía y amor que se merecen.

No es difícil hacerlo, sólo tienes que “parar”, “regalarte tiempo” y pensar.