Cuidar las relaciones sociales, dedicar tiempo a comunicarse, manifestar apoyo y lealtad, son algunas de las actividades que podrían demostrar eficacia para incrementar los niveles de bienestar laboral.
Columna de Cecilia Gutiérrez, psicóloga Unidad Desarrollo Organizacional UCSC
Las personas que nos dedicamos al bienestar organizacional constantemente estamos comunicando sobre los beneficios de ser amables, generosos y agradecidos con otras personas. Creemos que en la medida que hablemos de ello, estaremos “relevando y revelando” ante los demás, una premisa básica. Decimos además, que la actitud positiva es contagiosa y que la amabilidad, el agradecimiento y la gratitud, son acciones consideradas positivas.
Sonja Lyubomirsky, psicóloga y profesora de la Universidad de California, plantea que ser generosos y atentos en el ambiente laboral puede “irradiarse tanto a los receptores de las buenas acciones como los observadores pasivos”. Esto me lleva a pensar que en la medida que quien lo haga en un espacio de trabajo, ya está contribuyendo.
¿Qué pasa con los estados emocionales negativos como el miedo?
Según Jasper H.B.de Groot de la Universidad de Utrech “el miedo y los disgustos son capaces de transmitir señales químicas que envían mensajes de alarma a los demás”, pero no significa necesariamente que estamos expuestos permanentemente a las emociones de otros, también existen mecanismos para marcar cierta distancia con la situación y así regular.
Robert Emmons, profesor de Psicología en la Universidad de California habla particularmente de la gratitud asociada al compromiso y a su vez con las mejoras en la calidad, la lealtad, la seguridad y el desempeño, entre otros. Señala que la gratitud reduce el “derecho excesivo”, término con el que se refiere a las «actitudes de algunas personas que sienten que merecen más que otras”.
En el trabajo, estos individuos tienden a involucrarse en comportamientos laborales contraproducentes como el desempeño deficiente deliberado, generación de rumores, las quejas y negatividad. El experto señala además que: “una persona que se siente con derecho a todo, no estará agradecida por nada”. En este sentido la gratitud es un antídoto, ya que “produce emociones como la alegría, el entusiasmo y el optimismo, y niveles más bajos de envidia, resentimiento y amargura”.
Cada día encuentro más evidencia sobre cómo los estados de ánimo positivos, así como las acciones amables, generosas y agradecidas contribuyen al clima laboral y por lo mismo les invito a reflexionar sobre ello. Por mi parte, me dedicaré con más ahínco a difundir los beneficios de estas conductas y por supuesto, a manifestarlas y motivar a otros a desarrollarlas.