Hablemos de compromiso

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Clima Laboral, Comunicación Interna

Cecilia Gutiérrez, Jefa Unidad Desarrollo Organizacional UCSC

Durante estos últimos meses he visto múltiples ejemplos de personas y equipos altamente comprometidos en nuestra Universidad. En más de una ocasión, me ha inundado un sentimiento de orgullo y agradecimiento por tantas muestras de compromiso genuino y sincero.

Compromiso es un término que usamos con habitualidad. Decimos que “estamos comprometidos o que requerimos compromiso”. En ocasiones señalamos a otro “no lo hagas por compromiso” como si fuera una carga u obligación, surgiendo frases como “hay cosas que hay que hacer,  aunque no nos gusten”.

Cuando pienso en compromiso, pienso en futuro, algo que mueve y que hace que “las cosas pasen”. Es un motor interno que nos moviliza hacia adelante, dando un sentido de pertenencia y un sentimiento más allá del trabajo. Quienes se comprometen, comparten su visión y están dispuestos a hacer un esfuerzo extra para que la UCSC avance. No sólo ponen dedicación y esfuerzo, sino también se sienten parte.

El compromiso es lo que transforma una promesa en realidad y es la base para emprender cualquier cambio. El compromiso es una acción y sin el, no podríamos coordinar acciones. Cuando nos comprometemos generamos expectativas y las promesas que hacemos tienen un impacto en las elecciones de los demás y en cómo perciben su futuro. El poder del compromiso radica en que es futuro y presente al mismo tiempo.

Jim Selman señala que, “la capacidad de comprometernos es probablemente el aspecto más destacable y constitutivo de nuestra existencia”,  algo que sin duda comparto. Cuando me comprometo genero “acción- cambio y por tanto, aprendizaje”.

El compromiso supone una elección y posee un cuerpo, lenguaje y emoción determinado. Cuando me comprometo, priorizo y verbalizo acciones como “voy a” , “quiero” ,“me llena de ilusión” o “por supuesto”. Los ojos se iluminan, el tronco y los hombros se expanden y la persona va con paso firme y seguro. Sus emociones son de superación, optimismo y confianza. Pero no todos viven el compromiso de esa forma,algunas personas lo viven de manera forzada, lo más probable porque que la elección no fue libre. Esto provoca una emoción y corporalidad restringida y cuando el compromiso además se verbaliza,  pero no se cumple, se pierde credibilidad.

Les invito entonces a introducir en nuestras conversaciones cotidianas un lenguaje de posibilidades, de cambio y acción. Considerando que el verdadero compromiso tiene un cuerpo,  lenguaje y emoción distintivo, expansivo, positivo y proactivo,  que surge en aquellos que eligen libremente donde quieren estar.