El estrés no es malo, pero hay que saber controlarlo

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Comunicación Interna

Columna Cecilia Gutiérrez, psicóloga Unidad Desarrollo Organizacional, Dirección de Gestión Estratégica.

Hoy nuevamente les hablaré del estrés y trataré de complementar lo escrito hace unos meses atrás, considerado que en Chile, se estima que un 30% de las licencias médicas se debe a dolencias físicas o mentales asociadas al estrés.

Existe dos tipos de estrés,  el “estrés bueno” (eustress) y el “estrés malo” (distrés). El primero te activa, mientras que el segundo, te angustia y paraliza.

El estrés es una respuesta de adaptación natural del organismo que cuando se activa, nos preparaba para sobrevivir, en tiempos en que las opciones eran luchar o escapar de los depredadores. Los músculos se tensan, el corazón palpita más rápido, aumenta la respiración, todo lo cual nos deja preparados para actuar.

Pero hoy, este mecanismo se activa sin estas condiciones, ya que no luchamos por sobrevivir de los  peligros de una selva, sin embargo, reaccionamos de la misma forma, ante una presión laboral, un reto, una deuda o el hablar en público.

Robert Sapolsky, neurobiólogo de la Universidad de Stanford, señala que “El estrés no es un estado de la mente…es medible y peligroso y los seres humanos parecen no poder encontrar su interruptor de apagado”.

Este investigador señala que la respuesta constante al estrés podría dañar las hormonas, reducir el tamaño del cerebro, aumentar el diámetro de la cintura e incluso dañar los cromosomas.

El autor, al estudiar babuinos, primates que no tienen depredadores naturales y que invierten tres horas al día buscando comida y el resto del tiempo se dedican a “fastidiarse entre ellos”, descubrió,  que mientras más alto es el rango del babuino, menos estrés experimenta. Por otra parte, mientras menor sea su rango, mayor estrés y riesgo de ataque cardíaco.

Sapolsky concluye que,  los seres humanos nos estresamos más que otros animales y esto es porque siempre estamos anticipándonos el futuro. “Nos estresamos más cuando no tenemos control de las situaciones, no recibimos ningún tipo de información predictiva, sentimos que no tenemos salida ni apoyo social y además interpretamos las cosas como si estuvieran empeorando”.

En conclusión, mientras más controlemos el estrés, mejor salud tendremos. Como persona le sugiero adquiera algunos hábitos diarios como aprender a manejar los horarios de forma efectiva, organizar nuestra agenda, tener una buena alimentación, un buen dormir, tomar descansos y realizar pausas o ejercicios que nos ayuden a liberar la tensión.

Organizacionalmente, sugiero otorgar más control y autonomía en el desarrollo de las labores diarias, otorgar el máximo de información posible, visualizar alternativas frente a los quiebres que se puedan presentar, otorgar apoyo y mantener una actitud positiva.