¿Es recomendable establecer relaciones de amistad con compañeros de trabajo?
Columna Cecilia Gutiérrez, Psicóloga DGE
Cuando hablamos de relaciones humanas y considerando que las personas se desenvuelven en diversos contextos, uno de ellos el laboral, la inquietud que surge es: ¿se puede “hacer amigos” en el trabajo? 
Las instituciones esperan que las relaciones laborales sean nutritivas, sanas y de compañerismo, pero no se especifica si eso incluye o no la amistad entre compañeros.
- Al respecto podemos afirmar que las relaciones entre compañeros de trabajo se diferencian de la amistad en que las primeras se reducen al ámbito profesional, mientras que las segundas son más personales y de confianza. Sin embargo, en ocasiones el compañerismo es previo a la amistad.
Por otra parte, crear lazos es natural, y es un factor protector a la hora de enfrentar conflictos, frustraciones y situaciones de estrés laboral. Incluso en ocasiones se requiere de una persona que nos permita realizar un proceso de “vaciamiento” a través del cual podamos verbalizar los que nos sucede, y a la vez poder resignificar los acontecimientos vividos en el trabajo.
Algunos directores de empresa señalan que la amistad en el trabajo ayuda a que este sea más llevadero, lo que favorece el rendimiento, la motivación y la productividad. Así, tener amigos, contribuiría a ser más creativo, productivo y competitivo en la oficina.
Es por ello que las grandes compañías incentivan este tipo de relaciones, como una forma de contribuir al clima laboral. Sin embargo, existen riesgos, y uno de ellos es la pérdida de objetividad y la confusión de roles, sobre todo cuando las personas no tienen la madurez para separar ambos aspectos.
La socióloga Jan Yager, autora de varios libros sobre el tema, advierte que los colegas de trabajo son muy distintos a los amigos de fuera. «Un trabajo es la base de la estabilidad financiera de una persona. Tienes más que perder a la hora de decidir entre un amigo y tu fuente de ingresos», dice la experta. Sin embargo, a la vez se señala que “es siete veces más probable mantener el trabajo cuando se cuenta con un “mejor amigo” en la oficina”.
Por lo tanto, la clave son los equilibrios: podemos tener amigos en el trabajo, siempre cuando logremos separar los ámbitos y mantener la objetividad.