Y para todos, Universidad se construye con Verdad, con tolerancia, con empatía, con respeto por el otro. Pero cuando se pierde el respeto, se apabulla, reprime, humilla al otro, las confianzas se rompen, la democracia se quiebra y la convivencia se desgarra.
El movimiento estudiantil nace de una necesidad casi imperiosa de generar un cambio profundo al sistema educacional chileno, que desde los ’80, cuando se establece el sistema de municipalización y apertura de nuevas Universidades, genera el acceso masivo a la formación profesional técnica y universitaria, pasando de 100 mil a un 1 millón de jóvenes en el sistema, pero que en los ’90 y primeros años de este siglo sufre cambios y profundas reformar, dónde en vez de generar una fortaleza a las Universidades regionales y aliviar la pesada carga a la mochila que enfrentan las familias, las endeuda por largos años, colapsándola aún más.
Pero este colapso no le da derecho a nadie de atentar con la integridad física, síquica, moral ni intelectual de ser humano alguno. Cuando en la Universidad de Concepción dos profesores fueron agredidos, nadie dijo nada, cuando en Santiago se intentó saquear y luego quemar una Iglesia, nadie dijo nada, y cuando un profesor de la UCSC, que cumple las funciones de Rector, es agredido brutalmente en forma verbal, y se lanza una bomba en su sala de clases, ¿tampoco diremos nada?
Esto nos puede pasar a cualquiera de nosotros, alumnos, docentes o administrativos, y nos debe llevar a pensar qué estamos haciendo mal como sociedad. La Universidad ha sido, y está llamada a ser siempre la CASA donde se busca la verdad propia de la persona humana, sin odio, sin miedo y sin violencia.
Dr. Marcelo Jara Román
Jefe de Carrera Licenciatura en Historia
Universidad Católica de la Santísima Concepción
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