Un regalo para la UCSC


Año tras año en nuestra Universidad, se repite con el mismo sorprendente resultado,  un acontecimiento consecuencia del trabajo silencioso del Padre Cecilio de Miguel Medina y el equipo de Pastoral. Labor silenciosa, que suele pasar desapercibida para la mayoría de los miembros de nuestra familia universitaria. Estudiantes y algunos funcionarios de la UCSC descubren lo más valioso que la Universidad  les puede ofrecer, y pacientemente se preparan durante meses, para recibir los sacramentos, que por alguna razón, la Providencia Divina les tenía reservados hasta ese momento.  Como en años pasados, fui testigo, una vez más, de la ceremonia de Confirmación, que este sábado 5 de diciembre  tuvo lugar en el Gimnasio B del Campus San Andrés.

¿Qué  es lo sorprendente de este hecho que pudiera parecer habitual y perfectamente predecible?  Primeramente, años tras año no deja de sorprenderme el evidente cambio  que puedo ver en los estudiantes, académicos o funcionarios de la UCSC que conozco personalmente. En ese momento se ven muy diferentes, algo hay en su rostro y en su actitud corporal que nunca vi. Además, no deja de maravillarme lo que sucede en el momento mismo en que cada uno recibe el sacramento. Es un verdadero regalo ver la cara de expectación con que se llega a recibir el sacramento respectivo; pero por sobre todo, ¡que regalo ver esa sonrisa verdaderamente admirable y el rostro radiante con que regresan! Ese cambio que nace del alma en el momento mismo en que Dios ingresa a ese templo que por meses se preparó para ello.

Cada año son alrededor de 70 quienes reciben sus sacramentos; este sábado fueron 52 los confirmados por Monseñor Pedro Ossandón, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de la Santísima Concepción. 13 de ellos recibieron en este mismo acto la primera comunión. Además, cerca de una veintena se preparan para bautizarse. En total setenta jóvenes, ni siquiera al 1 por ciento de nuestra comunidad universitaria; pero suficiente sin embargo para llenar el gimnasio B, o la Catedral en años pasados, con familiares y amigos que les acompañan. Todos, como yo, privilegiados testigos del milagro del que les hablo. Más de 70 integrantes de nuestra familia universitaria, que desde aquel momento son instantáneamente diferentes y que con su ejemplo colaboran a que como institución seamos cada vez mejores.

Invoco a María Santísima, patrona de la Universidad, para que por su intercesión sean muchos más, los que año tras año descubran este tesoro, y,  nos regalen desde un rostro radiante, esa admirable sonrisa que Dios les hará brotar desde el alma. Será un regalo para ellos, su familia y la UCSC toda. ¡Qué regalo, en tiempo de Adviento y en el Mes de María!

Juan M. Cancino
Rector
Universidad Católica de la Santísima Concepción

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