Tecnología musical


La banda de mi hijo está preparando una presentación para despedirse del colegio -egresaron de cuarto medio y se quieren ir a lo grande-. Y como soy el papá del baterista, se cumple la regla maldita: la banda se reúne en donde está la bataca, que es lo más complejo de transportar.

Recuerdo que cuando era más joven era difícil tener un instrumento musical que no fuera una guitarra acústica, por lo caro que resultaba equiparse. Ni hablar de contar con una sala de ensayo, o grabar los ensayos más allá de una captura rasca en una cinta de cassette, usando una radio a cinta con el micrófono ambiental.

Hoy no es raro verlos llegar cargados con guitarras, bajos, amplificadores, pedaleras de efectos adaptadas a un soporte de madera, interfaces de audio para el computador y hasta microfonía. Si bien es menos costoso que hace 25 años, no deja de ser una fuerte inversión. La diferencia es que las tecnologías han permitido abaratar costos, por lo que grabar un demo de calidad aceptable en la leñera de la casa no es algo tan “imposible”.

Y si la producción es más barata, el contar con plataformas de distribución online ofrece un espacio de difusión que cuenta con dos ventajas: primero, es mucho más barato que producir copias físicas -CD, cassettes y discos de vinilo- y segundo, es posible tener datos online de quienes escuchan la producción, lo que permite gestionar una estrategia de distribución de manera mucho más autónoma.