Vemos con preocupación el magro desempeño económico de nuestra región, el cual continúa siendo muy bajo comparado con el promedio nacional. Sin duda el terremoto afectó con fuerza la capacidad productiva regional y como consecuencia el crecimiento cayó en cerca del 20% durante ese año de acuerdo al INACER. Posteriormente vino un período de recuperación y ya el primer trimestre del 2011 habíamos logrado recuperar lo perdido. De allí en adelante las noticias no han sido buenas. El año 2011 solo crecimos un 3,3%, esto es la mitad de lo creció el IMACEC y casi la mitad del crecimiento del PIB nacional que el 2011 aumentó en cerca de un 6%.
Lo que ha ocurrido este año confirma el pobre escenario para la región. Ya el primer trimestre mostraba una tendencia de crecimiento del 2,5%, que es la mitad del crecimiento que se manifiesta para el país. Los últimos datos sobre producción industrial muestran que ésta ha caído un 3,4% en lo que va del año, liderando la caída el sector textil, los productos de cuero y la producción de madera. El buen desempeño de la celulosa y el papel y de la industria elaboradora de productos metálicos no alcanza para compensar la caída de la mayoría de los otros subsectores industriales. La construcción, que ha sido en otros períodos un baluarte del crecimiento regional, tampoco entrega buenas noticias: la edificación total autorizada en la Región se ha reducido en un 18,4% en los últimos 12 meses. Tampoco las cifras son buenas para el sector pesquero, el cual probablemente tardará muchos años en volver ha recuperarse después de haber sido sometido a una fuerte sobrepesca.
En resumen, la economía regional crecerá este año a la mitad de lo crecerá el país y seguirá aumentándose la brecha con el promedio nacional. Desde 1985, sus habitantes en promedio son un 40% más pobre que si hubiesen estado produciendo y trabajando en la Región Metropolitana. Esta es una realidad que ha afectado con fuerza no sólo a esta región, sino también a las otras regiones de la zona centro sur del país. Los datos son claros, las causas no se han estudiado en profundidad y las soluciones deberán buscarse después de un profundo debate entre expertos. Algunas de éstas serán parte de futuras columnas de opinión.
Andrés Ulloa Oliva
Académico Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas
Universidad Católica de la Santísima Concepción