Sobre Ciencia, Tecnología y anuncios presidenciales


El financiamiento para ciencia y tecnología, así como para la formación de capital humano avanzado, se ha incrementado considerablemente durante los últimos años. Se han abierto varias líneas de financiamiento que apuntan tanto a la ciencia básica como aplicada. Sin embargo, esta lógica dicotómica entre ciencia básica y aplicada, así como pensar en un carril aparte la formación de capital humano avanzado, ha resultado en la generación de una serie de unidades y fondos que se alojan en diferentes subsecretarías o incluso ministerios. Por ejemplo, en CONICYT, dependiente del MINEDUC, recaen principalmente las acciones que promueven la ciencia básica, aunque también posee líneas de financiamiento de investigación más aplicadas (ej. proyectos IDEA). Además, es la responsable de las iniciativas que apoyan la formación de capital humano avanzado. Por otro lado, otras líneas de financiamiento, como son INNOVA o la Iniciativa Científica Milenio, dependen de la cartera de Economía; mientras que la Fundación para la Innovación Agraria reside en el Ministerio de Agricultura. Toda esta diversidad de iniciativas y fondos alojados en diferentes compartimentos gubernamentales estancos, claramente han dificultado el correcto diseño, coordinación y ejecución de las políticas públicas en este sector.

Dada estas dificultades, el Presidente convocó a una Comisión Asesora compuesta por profesionales y científicos destacados para generar una propuesta de modernización de la institucionalidad de la ciencia, la tecnología y la innovación. El documento evacuado por la Comisión en abril de este año indica, entre otras cosas, que es necesario concentrar y coordinar todos los esfuerzos en un nuevo Ministerio, el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Innovación y Educación Superior, el cual estaría compuesto por una Subsecretaría de Educación Superior y una de Ciencia, Tecnología e Innovación. De esta forma, se cuidaría y velaría por políticas públicas coordinadas que asegurarían la articulación de los diferentes eslabones de la cadena: desde la formación de capital humano avanzado, hasta la generación de conocimiento básico y aplicado, articulado con la producción de tecnología. Por otro lado, la Comisión sugiere que se dejen y potencien las actividades referidas al ámbito del emprendimiento en el Ministerio de Economía, redefiniendo una subsecretaría de Emprendimiento y Competitividad. Además, en términos políticos, la creación de este nuevo ministerio daría una señal muy fuerte con respecto a la prioridad que tiene para el desarrollo de Chile las Ciencias, Tecnologías e Innovación.

Como todos sabemos, en la cuenta pública del 21 de mayo, el Presidente solo anunció la creación de la Subsecretaría de Educación Superior, que aunque tal vez podría mejorar algunos aspectos administrativos, estamos lejos de darle una institucionalidad sólida y eficiente a las Ciencias en Chile. Esperemos que las sociedades científicas tomen la iniciativa y realicen las acciones y gestiones necesarias para que este rediseño se lleve a cabo en el corto/mediano plazo.

abranteDr. Antonio Brante
Académico Facultad de Ciencias
Universidad Católica de la Santísima Concepción