Los ex alumnos somos la extensión de nuestra casa de estudios en el ámbito laboral, por eso el vínculo con ella es infinito, allí podemos demostrar nuestras competencias y habilidades, además de realizar el aporte para el que fuimos formados. Cada profesional lleva el sello de su universidad en su desempeño y en el énfasis que pone en el servicio a la comunidad.
La calidad que muestran los profesionales egresados es también un valor agregado para las actuales generaciones de estudiantes que en unos años más estarán abriéndose camino en el mundo laboral, un recorrido que van pavimentando los ex alumnos mostrando en la práctica el nivel de formación que recibieron. En la medida que la universidad va logrando la consolidación a través de los años, amplía su oferta académica y sirve al crecimiento de la Región del Biobío y del país, formando distintos líderes regionales del mundo político, social, empresarial y educacional, su Alma Mater se retroalimenta vistiéndose con ese talento que se despliega y brilla.
Desde las universidades también hay conciencia de la importancia de mantener el vínculo con los ex alumnos, de apoyarlos, potenciarlos y ofrecerles en forma permanente alternativas que les permitan seguir desarrollando sus talentos. En un escenario donde la educación continua llegó para quedarse, la principal preocupación es compartir la información oportuna, con los estudiantes y egresados, en pro de la empleabilidad y de las diferentes formas de financiamiento para optar a posgrados y perfeccionamientos, tanto en el plano nacional como a nivel internacional.
Quiero destacar también la posibilidad de trabajo que las universidades dan a sus ex alumnos, ya que muchos hoy son parte de los equipos administrativos y académicos de sus casas de estudios. Por lo mismo, me parece un acto generoso que quienes se formaron en una determinada institución y adquirieron experiencia en el mundo laboral externo, decidan regresar a ella a colaborar con la formación de las nuevas generaciones y seguir retroalimentando la relación que mantendremos por siempre con nuestras universidades.
Donde voy recuerdo las palabras de mis profesores, aquéllos que inspiraron mi gusto por los números y el orden, pero también los que me señalaron que el capital humano es lo más importante y que todo lo que haga debe dirigirse al bien común, considerando como eje principal el respeto por las personas y la generación de oportunidades para quienes no las han tenido.
La formación valórica que recibí de mi universidad, el amor por la profesión y en especial el deseo de servir a otros, han hecho que mi carrera no sólo esté colmada de satisfacciones profesionales, sino también de logros personales y de un crecimiento integral.
Claudio Concha Navalón
Presidente de la Red de Ex Alumnos
Universidad Católica de la Santísima Concepción
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