El 6 de mayo, se conmemora un nuevo día del nutricionista, disciplina que celebra 78 años desde que se creó la primera escuela de Dietistas en Chile.
En aquellos años, el desempeño de los profesionales de la nutrición, cumplía un papel diferente, brindando respuesta a las patologías nutricionales de la época, la desnutrición, la cual hacía estragos en la década de los años 50. Hoy, se ha visto enfrentado a un cambio epidemiológico globalizado, la pandemia de la obesidad. Desde este prisma, el profesional nutricionista ha tenido un rol fundamental en la salud de la población.
En este escenario tan cambiante, nace la pregunta: ¿Qué es ser nutricionista?, y la respuesta comienza por entender que la profesión que hemos elegido, nos demanda preocuparnos de la persona, no solo desde su dimensión biológica, sino también desde su dimensión psicológica y social. Por tal motivo, es primordial que nuestro desempeño nazca desde la voluntad de servir, pues siempre se debe pensar que la atención o el servicio que se entrega, fuese para uno mismo.
Así también, para “ser nutricionista” es importantísimo la adquisición rigurosa de competencias específicas que nos guíen en nuestra formación académica optimizando nuestros potenciales cognitivos, sin embargo, son las competencias genéricas o las llamadas “competencias blandas” las que pueden marcar la diferencia al momento de atender, relacionarnos con nuestros pares o en la realización cualquier tarea cotidiana asociado a un gesto de amabilidad. Es trabajo de nosotros, los nutricionistas ya formados, trasmitir a las nuevas generaciones esta esencia y ciencia en el quehacer diario.
Para nuestro desempeño, siempre es y será necesario seguir formándonos, especializándonos y actualizarnos, buscando con ello, que el servicio que entregamos sea cada vez de mayor calidad y respondiendo a las necesidades que nuestra población presenta. Tengamos en cuenta, que estas necesidades serán cada vez mayores, asociadas a los cambios demográficos y epidemiológicos no solo a nivel nacional, sino también mundial.
En definitiva, “ser nutricionista” es amar esta profesión, desempeñándonos con el espíritu de servicio que fue creada, con la mayor voluntad, como si en todo momento asistiéramos a nuestros seres queridos. Trasmitamos la intención de promover el bienestar de nuestra población a las nuevas generaciones, motivando así que la llama que encendieron aquellos primeros nutricionistas, con el compromiso de todos, nunca se apague.