Resultados de aprendizajes 2012: el valor de la PSU


Se han informado los puntajes de la PSU 2012 e inmediatamente aparecen las comparaciones entre establecimientos educacionales de distinta dependencia como si fuera la única forma de analizar dichos resultados, haciendo creer a la población que el puntaje promedio en la PSU de un establecimiento es equivalente a la calidad de la educación que se imparte allí. Estas comparaciones, además de erradas, son injustas y odiosas, pues destacan diferencias evidentes y no van al fondo del problema, pues se quedan en la discusión superficial de la caverna.

Una prueba como la PSU (antes la PAA) está diseñada para discriminar entre quienes la rinden. No tiene sentido que a todos les vaya bien pues todos no podrían entrar a la universidad, incluso a una misma carrera. Así como existen pocos puntajes nacionales, otros no alcanzan para becas o créditos e incluso para postular a algunas universidades. La prueba tiene un grado de dificultad tal que permite distinguir entre los estudiantes, pues si fuera fácil, como ocurrió el 2011 con la prueba de Ciencias Sociales, habría más puntajes nacionales y eso “no es útil” en un sistema altamente selectivo como el nuestro.

Los resultados se ajustan a la curva «normal» de rendimiento: pocos en la parte superior e inferior y muchos alrededor de la media, y además no sorprenden, pues es el fiel reflejo del sistema escolar altamente segmentado que tenemos, expresión de la doctrina en que se sustenta su diseño. Para muestra un botón: colegios particulares selectivos y establecimientos educacionales municipales inclusivos.

Tal vez el resultado más contradictorio que arroja la PSU para Chile es que mientras la educación pretende objetivos a alcanzar por los educandos en todos los aspectos de su persona (físico, afectivo, intelectual, moral y espiritual), ya que de ellos depende la calidad de la educación del país, sin embargo la PSU está diseñada para discriminar entre los postulantes que logran un mejor desempeño en el plano del conocimiento intelectual, identifica a los más aptos para estudiar las carreras más prestigiosas y rentables y los capta para un mercado reducido de cupos.

La PSU y el NEM son expresión de una misma capacidad que de los estudiantes, en parte heredada (genética) y en parte sujeta a la influencia del medio ambiente (modificable): el intelecto, cuya función es el conocimiento y que deja en el sujeto habilidades cognitivas y metacognitivas, según hayan sido las experiencias vividas. Seleccionar basados sólo en dicha capacidad es menospreciar el valor de la persona humana, echar por tierra el esfuerzo de familias y establecimientos educacionales empeñados en formar personas y daña a los que llegaron último a la repartición de los genes intelectuales y de los bienes materiales.

Aladino Araneda Valdés
Académico Facultad de Educación
Universidad Católica de la Santísima Concepción