Reforma Educacional: Luces y sombras


El anuncio de poner fin al lucro, selección y copago representan un razonable giro en el deber del Estado de garantizar educación de calidad a todos sus ciudadanos, en contra de quienes creen que todo lo resuelve el mercado. Pretender alcanzar el pleno desarrollo pasa por asegurar a todos el acceso a una educación de calidad. Impedir o dificultar que una persona alcance la plenitud de su desarrollo, es negar su derecho a ser más persona, más humana, más libre. Si queremos que una parte de los chilenos vivan como ”esclavos“ o manipulados en su conciencia, entonces dejemos todo igual, pues hoy la segmentación educacional (la mayor del mundo), no solo establece diferencias en la calidad de la educación recibida (según ingreso familiar), sino que aumenta las brechas sociales que tanto mal nos ha hecho al quitarle al Estado su deber.

Eliminar el lucro es poner fin a que personas naturales o jurídicas obtengan ganancias por colaborar con el Estado. Sin embargo, cabe la pregunta: ¿ese principio se universaliza o se aplica exclusivamente a los establecimientos subvencionados? Qué sentido tiene plantear gratuidad de la educación si ella excluirá a una parte de este país?, ¿Es que el principio de integración educacional se aplicará sólo para tres o cuatro quintiles de la población?, ¿Es coherente aquello con el principio de igualdad? La educación o es un bien moral (derecho natural) o es un bien de consumo (mercado), no puede ser ambas cosas a la vez. La educación es una obligación del Estado, para todos, sin excepción. Y quienes colaboran, lo harán por caridad o filantropía, no por plata.

Eliminar la selección implica que las familias elijarán según el PEI: ¿Si la subvención es diferenciada, cuál será el criterio que prevalecerá en la matricula?, Si los niños y jóvenes de este país son iguales, por qué entonces se los valoriza económicamente según su origen social?. El proyecto de ley parece que mantendrá la lógica del mercado: del financiamiento por asistencia a uno por vulnerabilidad. ¿Es esto un cambio sustancial?

Eliminar el copago significa que los padres no destinarán ni un peso de su ingreso a la educación de sus hijos, ni se endeudarán de por vida por la educación. Terminar con el copago es hacer posible el principio de gratuidad universal de la educación, no segmentada con asignaciones de gratuidad diferenciadas: ¿Si se va a financiar con recursos estales provenientes del IVA y de algunos bienes de consumo grabados, entonces, por qué la seguirán financiando las personas sin privilegios tributarios? ¿Por qué no se financia con los recursos provenientes de las materias primas exportadas? Me parece necesario aclarar algunas sombras que emergen de las iniciativas conocidas, pues mantienen la lógica del mercado haciendo pequeñas correcciones, sin restituir el rol que el Estado abandono hace 40 años atrás.

aladino-aranedaAladino Araneda Valdés
Académico Facultad de Educación
Universidad Católica de la Santísima Concepción