Posponer la maternidad: una decisión que debe ser llevada de manera responsable


No es algo nuevo el hecho que la maternidad se ha ido posponiendo con el paso de los años, donde uno de los factores más relevantes ha sido la inserción de la mujer en el mundo académico y laboral. Esta situación es algo propio de cambios que van surgiendo a medida que evolucionan las sociedades. Entonces, la tarea está en hacer que esta decisión no perjudique algunos aspectos esenciales de la persona referentes a su misma naturaleza, en este caso la maternidad/paternidad. Si bien para muchos jóvenes la maternidad/paternidad no es un tema relevante en lo inmediato, con el paso de los años, en varios de ellos, ésta se convierte en una prioridad, surgiendo en algunos casos – y cada vez en aumento – la barrera de la infertilidad. Si bien no hay tantas investigaciones de infertilidad en Chile, destaca un estudio realizado por el Instituto de Investigaciones Materno Infantil (Idimi), el cual concluye que la infertilidad en nuestro país afecta al 10,4% de las mujeres en edad fértil al año de matrimonio; cifra que iría en ascenso.

Científicamente se sabe que, con el paso de los años, en la mujer van existiendo procesos biológicos propios del avance de la edad, que generan que el porcentaje máximo de fertilidad a los 40-44 años sea cercano a cero y que la tasa de aborto espontáneo vaya en aumento notorio a partir de los 35 años, llegando a 40% aproximadamente a los 40-44 años (Speroff, 2004). Estos antecedentes nos deberían hacer reflexionar acerca de la importancia del cuidado de la fertilidad, ya que existe una realidad biológica que no podemos dejar de lado.

Lo más cercano, accesible y de bajo costo para las parejas es poder cuidar la fertilidad desde edades tempranas y poder optimizarla. Lo primero implica algunas consideraciones que ya han sido comprobadas por la ciencia, entre ellas, evitar el consumo de cafeína (Bolumar F. et al, 1997), drogas (Addis A. et al, 2001) y alcohol (Hassan M.A. et al, 2004). Segundo, a fin de optimizar la fertilidad, existen métodos naturales que se pueden ocupar durante toda la vida reproductiva de una mujer, desde la menarquia hasta la menopausia, entre los que destaca, por su gran efectividad, el Método de Ovulación Billings. Este tiene gran relevancia, ya que también es un método diagnóstico, es decir, permite a la mujer darse cuenta de manera temprana si hay algo anómalo en su salud. Todo esto sumado, obviamente, a estilos de vida saludable que incluyan una buena alimentación y la realización de actividad física.

Si analizamos nuestra realidad, hay algo que ha quedado de lado en el tiempo con el avance de las sociedades modernas, el llamado autoconocimiento del cuerpo, lo cual obviamente no permiten los anticonceptivos al inhibir procesos naturales, y al mismo tiempo constituye una gran ventaja de los métodos de planificación familiar natural, que permiten incluso saber si los ciclos menstruales son ovulatorios. Este reconocimiento del propio organismo y estados fisiológicos, no sólo optimizan los efectos deseados en la ventana de fertilidad, sino también permiten tomar conciencia por sus signos o síntomas cuando el cuerpo acusa una alteración del mismo.

De acuerdo a lo expuesto, que la fertilidad disminuya con el paso de los años y existan actos humanos voluntarios que la deterioran, implica que el cuidado de la fertilidad sea un deber moral de la persona, y un ámbito relevante en la promoción de la familia y la educación a los actuales y futuros hijos.