Reflexionar sobre la participación de nuestros deportistas chilenos en los últimos juegos olímpicos de Londres da para distintos enfoques y apreciaciones. Ahora bien, estos representantes se preparan y cargan sus mochilas con esperanzas de realizar una participación decorosa, por decirlo de alguna forma, pero ¿cuentan con una preparación adecuada, tienen un respaldo gubernamental fuerte, tienen el apoyo de las empresas privadas, los colegios aportan en la formación y desarrollo de la cultura deportiva, son referentes en el contexto mundial?
El subsecretario de Deportes dice “los recursos deben focalizarse en quienes realmente tengan potencial olímpico”. Inmediatamente pensamos cuántos de los atletas que nos representaron tenían este potencial, inversión altísima que no logró las expectativas que tenía un grupo de políticos.
Sería interesante mirar los sistemas educativos anglosajones. A través de horarios especiales dentro de la misma jornada de estudios, los niños seleccionan un área determinada y se le aplican dos procesos, uno pedagógico y el otro deportivo propiamente tal, esta última marca una diferencia notable ya que son guiados por profesores de educación física especialistas.
Otro punto a considerar es la falta de apoyo de los privados. Para que un deportista en Chile sea apoyado tiene que haber caminado un largo sendero solo, siendo la familia su único apoyo económico y emocional, sin políticas que aborden seriamente el tema, un nivel deportivo mediocre y no profesionalizado; la tendencia será a esperar que cada cierto tiempo aparezca un Tomás Gonzalez. La empresa privada juegan un rol esencial en la preparación de los atletas y sus equipos de trabajo. De hecho, el Comité Olímpico de los Estados Unidos no recibe apoyo permanente del gobierno y sólo se financia en gran porcentaje de recursos privados. Hay que preguntarse: ¿quién invertiría millones de dólares en la preparación de nuestros deportistas? El profesionalismo en el deporte es un pilar esencial para la alta inversión.
Pensando en el siguiente ciclo olímpico, Brasil 2016, hoy se proponen nuevas inversiones públicas, por ejemplo, facilitar las donaciones con fines deportivos, avanzar en el proyecto ministerial, etc. En resumen, el país necesita políticas deportivas de gran inversión, proyectables, y educar a la población en torno a la actividad física-deportiva y salud.
Carlos Coppelli Constanzo
Jefe Unidad de Deportes y Recreación
Universidad Católica de la Santísima Concepción