“Objetos personales”


Eliah Germani
Ril Editores ,1ª Edición, marzo 2015.
Epígrafe de Daniel Calabrese:

Tengan cuidado,
En la ruta de entrada
Suele cruzarse a veces un caballo,
Algún rencor,
Algún árbol perdido.

Y en esta ruta de entrada ,nos encontramos  con un texto de  diez cuentos que abordan el tema “El viaje” ,desde diferentes facetas, desde el viaje propiamente físico: el traslado, a viajes   en el tiempo ,  como el viaje a la nostalgia; el viaje al exilio de la muerte ,con la simbología de los Caínes y Abeles en cualquier lugar; el viaje de la memoria hacia el pasado  la preservación de esa misma memoria en narraciones, algunas ,al borde mismo del misterio ;en otras ,como en el cuento “Testigos”, aborda el recorrido de 40 años de nuestra propia historia, precisamente , desde el año 1973 al año 2013, entre el desconcierto y la crueldad reflejada con sutil ironía , con certeros rasgos y trazos sicológicos , dando cuenta del cambio de la idiosincrasia en el país; la mutación radical hacia el país que ahora somos ,o el cuento que da título al libro “Objetos personales”, basado en  una noticia real, totalmente creíble en el contexto narrado y ambientada  en la época de la Post dictadura, en una especie de monólogo íntimo, en la descripción desde lo íntimo de variados y ricos aspectos sicológicos, mediante imágenes, símbolos, arquetipos universales ,no sólo judaicos, metáforas que  desembocan en un flujo de miradas personales ,sentimientos y pensamientos de un narrador omnisciente, entrelazando la propia historia del narrador, entretejida, con una dictadura chilena y sus jerarcas ,con un dictador y la historia del  holocausto judío y sus jerarcas nazis, con la historia de Amia en Buenos Aires , o los progroms  en Polonia, recreando los arquetipos, por ejemplo, del Judío errante, de la justicia ,del dictador, la paloma, la víctima ,en este siglo de complejidades ,donde constatamos lo escrito por Lipovetsky, en su texto “La era del vacío” , con las ideas de no pertenencia, de lo efímero, del desenfado, del desraizamiento, del sólo sobrevivir, todo ello reflejado magistralmente en el actuar del turista chileno  en el cuento Stolperstein; personajes que van por la vida ,al parecer, levitando, en una Europa ya de vuelta de las  atrocidades de dos guerras mundiales.

Este último cuento, Stolperstein  consta de 29 fragmentos que narran una historia de separaciones y viajes de reencuentros: el regreso a la cuna de los ancestros, como también la evocación de los viajes iniciales de los ancestros a Sudamérica, para crear círculos compuestos de la dinámica de idas y regresos impregnados de conexiones milagrosas y jamás casuales.

Estos  diez cuentos recrean la memoria y en su  mayoría, a protagonistas femeninas; mujeres solas, aunque autosuficientes, o mujeres fuertes, aparentemente desvalidas ante la enfermedad, ya sean jóvenes o ancianas; pero todas ellas dando cuenta de un proceder digno y consecuente.

El buen uso del idioma en la narración es agradable de leer, entre otras cosas, por la adecuada adjetivación, por ejemplo, donde el narrador, de una pincelada, sugiere el trasfondo sicológico y sociológico de sus personajes y de nuestra sociedad; la narración está compuesta de oraciones y frases precisas  e inteligentes, con delicadeza y sutileza da cuenta de los estados emocionales de esos personajes, incluso, ante la pérdida de la memoria con el Alzheimer ,dentro de los diferentes estados de la memoria  que suelen cruzarse, a veces, y que se manifiestan a través de “El Viaje”.