El segundo domingo de agosto celebramos en Chile el Día del Niño/a. Muchas personas están en desacuerdo con esta celebración, por el tema del consumismo al cual se le relaciona, pero cabe destacar que la génesis de su creación es distinta, ya que luego de la Declaración de Principios Universales del Niño, en 1954, la Asamblea General de la ONU aprobó una resolución a través de la cual se establecería y se sugeriría la conmemoración del Día Universal del Niño. Así, cada país definió su propia fecha y forma de celebración y ayudar en la promoción de los derechos de los niños/as.
Actualmente las necesidades y la formación de un niño/a son tareas complejas y desafiantes para un adulto que debe comprender que la educación es una tarea que requiere un compromiso tanto de la familia como de otros agentes, los que, lamentablemente, no siempre son idóneos. Los diversos riesgos a los que se ven enfrentados los niños/as y que vemos día a día expuestos en los medios de comunicación son un alerta de que hay que prepararlos para la vida de hoy. La comunicación sincera y a tiempo puede ser la mejor herramienta para protegerlos. En la actualidad es inevitable que, como padres, empecemos a desconfiar de todo y de todos.
Pero, ¿cómo sobrellevar este mar de dudas? Difícil respuesta, más aún cuando el tiempo libre no es mucho, pero vale la pena esforzarse por nuestros hijos e hijas, por compartir buenos y sencillos momentos, velar por su seguridad y ser conscientes que con algunas pautas de comportamiento debemos enseñarles a “aprender a aprender” y que, para evitar posibles problemas, nosotros mismos somos los mejores modelos. De seguro, ésa es una buena herencia para dejarles a nuestros queridos niños y niñas en su día. Acérquese a su hijo/a y exprésele cuánto lo quiere hoy y siempre.
Claudia Rodríguez Navarrete
Educadora de Párvulos
Jefe de Carrera Educación de Párvulos
Universidad Católica de la Santísima Concepción