No es lo usual. La imagen de un monarca -amado u odiado por sus súbditos- desde antiguo es asociada a una figura sólida, implacable, casi divina o al menos lejana de las pasiones y fracasos del mundo terrenal. Por eso es que las palabras del Rey Juan Carlos I de España respecto de sus polémicas fotos cazando elefantes en África tuvieron gran impacto mediático: «Lo siento mucho. Me he equivocado. No volverá a ocurrir”.
Es válida la pregunta ¿qué mueve al rey a pedir disculpas? Motivaciones pueden haber varias, pues los últimos meses han sido complejos para la monarquía hispana: imputaciones de infidelidad del rey hacia Doña Sofía, acusaciones de desvío de dinero fiscal en contra de su yerno Iñaki Urdangarín, el cuestionamiento a la monarquía en un país sumido en altibajos económicos, entre otros.
El panorama es complejo y la Casa Real no podría permitirse un nuevo escándalo. Por eso, saliendo del hospital San José tras una urgente operación de cadera, con rostro cansado y evidenciando pesar, en forma breve y escueta (demasiado escueta para algunos) el monarca enfrentó una cámara oficial y simplemente pidió perdón.
Más allá de los escándalos reales, no hay que dejar de lado la enorme presión ciudadana ejercida a través de las redes sociales y los medios tradicionales, exigiendo un pronunciamiento inmediato del rey. La coerción parece lógica, ya que el viaje por Bostwana está avaluado en $27 millones (aunque los habría financiado un empresario sirio), España es el país más débil de la Eurozona y que su cargo de presidente honorífico de la World Wildlife Found España queda absolutamente en entredicho.
Rapidamente, en las redes sociales como Twitter, los hashtags #elrey y #Losientomuchonovolveraaocurrir estuvieron entre los más utilizados por los usuarios. Y el debate sigue.
¿Será suficiente esta mediática disculpa para el pueblo español y para la comunidad internacional? ¿Se instalará nuevamente en la opinión pública el cuestionamiento a la monarquía? El rey recibió apoyo y valoración de su gesto de todos los sectores políticos de su país, pero aún permanece pendiente la más importante de las reacciones: la de la ciudadanía, que como muestra este caso, encontró en las redes sociales la más efectiva herramienta de presión.
Dr. Fernando Gutiérrez Atala
Académico Escuela de Periodismo
Director Magíster en Comunicación Creativa
Universidad Católica de la Santísima Concepción