Es un hecho bien conocido que las pesquerías que no están bien reguladas terminan con drásticas caídas de su biomasa y con sobreinversión. La razón de fondo está en la mala definición de los derechos de propiedad. La libre entrada al recurso conlleva a capturar sin mucho control, lo que hace que se aplique el viejo refrán popular “pesca para hoy, hambre para mañana”. En Chile, por más de 20 años se ha tratado de legislar, con distintos instrumentos de corto plazo, para así evitar este desenlace. Al juzgar por los resultados, no ha servido de mucho, y como una profecía autocumplida, las pesquerías chilenas más importantes están en crisis. Hoy el regulador tiene la obligación de finalmente generar un marco regulatorio que permita recuperar el recurso y dé viabilidad de largo plazo a una de las industrias más importantes para el país y la región.
La autoridad ha decidido licitar las cuotas de pesca a lo cual la industria se opone porque las considera expropiatorias. Desde el punto de vista teórico, el sistema de cuotas genera mayor eficiencia y presión competitiva para usar mejor el recurso, incentivar la innovación e incluso reducir la concentración. La licitación puede permitir que potencialmente se aprovechen de mejor forma los recursos del mar y se genere valor agregado. Sin embargo, desde el punto de vista práctico hay problemas, existen muy pocas experiencias en el mundo en el uso de subastas y las que hay no han sido muy exitosas debido a problemas de diseño que han facilitado la colusión. Además la presión continua de los propios participantes las ha hecho fracasar.
En Chile tenemos una pesquería con un alto nivel de concentración, sobreinversión, fuerte incertidumbre y bajas capturas, todos elementos que pueden hacer fracasar un sistema de licitación. Por ello, creo que es necesario o asegurar un muy buen diseño de la subasta o simplemente buscar otras formas de extraer rentas como es el royalty y otras medidas para facilitar la entrada, como son mejorías en el proceso de transacción de las cuotas y promover el arriendo en el caso de la pesca artesanal. Por otro lado es fundamental que en esta pasada se asegure que las cuotas totales sean definidas por criterios técnicos por los científicos y no por consideraciones políticas. Una nueva regulación pesquera es una urgente necesidad y debemos tener la capacidad para que de una vez por todas nos pongamos de acuerdo en como preservar nuestros recursos marinos.
Andrés Ulloa Oliva
Académico Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas
Universidad Católica de la Santísima Concepción