La verdadera celebración del libro


La tradición habla de que la celebración del Día del Libro se debe al nacimiento y la muerte de los grandes próceres de la palabra. E incluso la UNESCO ha instituido el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor, señalando que “tiene por objetivo promover la lectura, la industria editorial y la protección de la propiedad intelectual a través del derecho de autor”.

Sin embargo, nunca debemos perder de vista que el libro es un producto cultural, no sólo de mercadeo e ideologías; es el resultado de una apropiación estética, la que, por cierto, según la teoría, se realiza a través de tres pasos: práctica, teórica y estética.
El primer paso para dar cuenta del mundo real, realista o imaginariamente; el segundo con la finalidad de incorporar los aprendizajes teóricos y socioculturales del autor, y el tercero para expresar a través de las sensaciones, emociones y sentimientos el mundo.

Estos tres elementos nos convocan a la vivencia estética y, por lo tanto, a poner en juego toda “nuestra humanidad” para crear y producir un libro que nos permita recepcionarlo, leerlo y transmitirlo. Y aquí es donde está la celebración real del libro: la transmisión del mundo de las distintas formas posibles hasta llegar al alma; y finalmente, con esta herramienta modificar un poco nuestro aprendizaje, nuestra vida, historia personal y social, pues quienes leemos somos capaces de ver e interpretar el mundo de otra forma y, por ende, cambiarlo, transformarlo para sí mismo o para el otro. Y ésta es la segunda celebración o herramienta: ayudar a ver a los demás.

jrozasJorge Rosas Godoy
Académico Facultad de Educación
Universidad Católica de la Santísima Concepeción