Nuevamente la Casen nos muestra una fuerte realidad que ya todos sospechábamos. La caída sistemática en la pobreza en la última década se estancó. Probablemente la reducción en las tasas de crecimiento y el mayor desempleo ha sido la causa principal de este comportamiento.
Los estudios muestran que la principal causa de la pobreza es la falta de empleo. Existe un grupo importante de la población que es tremendamente vulnerable compuesto principalmente por mujeres, jóvenes y personas de mayor edad. En este grupo la probabilidad de encontrar trabajo cambia rápidamente con los ciclos económicos, precisamente este es el segmento que se ha tratado de ayudar preferentemente con las políticas asistencialistas de los últimos años. La realidad muestra que ese tipo de ayuda no ha sido lo suficientemente efectiva, ya sea por que ha sido insuficiente, por mala focalización o por mala gestión. A pesar de que los subsidios siguen siendo muy importantes para reducir la pobreza, su tasa de efectividad se ha reducido. Si esto es cierto, es necesario realización una reingeniería al Estado de manera de aumentar aún más la eficiencia y focalización de gasto social.
Lo preocupante es que en el pasado ha existido un sesgo hacia repartir la torta más que agrandarla y se ha descuidado el crecimiento económico, el cual es necesario para aumentar el empleo y reducir la pobreza. Se requiere entonces trabajar más en ese ámbito, recuperar la confianza en el sector privado como motor de crecimiento y tener un Estado mucho más eficiente en la administración general, en la gestión de las políticas sociales y que plantee políticas públicas coherentes con el crecimiento a largo plazo aún cuando los gobiernos duren 4 años.
Andrés Ulloa Oliva
Director Departamento de Economía
aulloa@ucsc.cl
A.U.