La escuela en el siglo XXI


La escuela que conocemos hoy es bastante diferente que la creada a mediados del siglo XVIII para alfabetizar la población y hacer crecer la economía de los estados, pobres en general. Para muchos países del mundo aun ese es un gran desafío, pero para Chile su problema es el desarrollo y no el crecimiento económico, lo que implica que la educación escolar ha de ser diferente en sus contenidos, objetivos y actividades curriculares.

Actualmente el currículo escolar no tiene su foco en el conocimiento, sino en el aprendizaje de habilidades, destrezas y valores ”duraderos“, que sirvan a las personas para una vida extensa e intensa. El conocimiento no lo tiene el profesor ni está en los libros, está disponible en internet (Serres, 2012).

Cabe reflexionar ahora cómo gestionar ese conocimiento en el aula, cómo crear condiciones para que sea el aprendizaje el centro de las actividades del aula y no la enseñanza del contenido. Aumentado exponencialmente el conocimiento en la actualidad, debiéramos replantearnos el nuevo rol de la escuela, del currículo y del docente en la escuela. Cuatro experiencias nos pueden ilustrar por donde debiera ir esa búsqueda sin pretender en absoluto dejar que el acto educativo sea un acto eminentemente humano.

S. Mitra crea un modelo educativo (SOLE, Self Organized Learning Environment y SOME, Self Organized Mediation Environments) basado en experiencias realizadas en diferentes partes del mundo, en donde probó que los niños podían aprender de las computadoras con mucha facilidad, sin ningún entrenamiento formal. El Hole in the Wall (agujero en la pared), ha demostrado que la educación puede ser mínimamente invasiva, que los propios niños pueden iniciar la búsqueda de aquellos conocimientos que han de servir a sus intereses escolares, con la guía del profesor y el uso correcto de las computadoras.

Por su parte, R. Beichner desarrolló un modelo pedagógico llamado Ambiente de Aprendizaje Centrado en el Estudiante para Programas Universitarios (SCALE-UP) que consiste en generar situaciones que motivan a los estudiantes a colaborar con sus compañeros, cuestionarse y enseñar unos a otros y desarrollar al máximo actividades de investigación y minimizar las clases expositivas. El profesor apoya a los estudiantes a responder sus propias preguntas y a usar las tecnologías necesarias. Finalmente, E. Mazur también ha desarrollado una estrategia activa de aprendizaje en donde los estudiantes colaboraran entre sí (peer intruction) en la resolución de preguntas desafiantes presentadas por el profesor y a partir de las respuestas que emiten con tecleras interactivas puede corregir inmediatamente (Just-in-time teaching), y reforzar. Finalmente, M. Csikszentmihalyi ha planteado que las experiencias de aprendizajes son óptimos (flow), si los estudiantes usan activamente sus propias capacidades y si logran plantear desafíos, desde sí mismos (autotélicos) y no desde fuera o impuestos (motivación extrínseca).