Intervención de Monseñor Antonio Moreno en lanzamiento de libro “UCSC 20 años, 20 rostros”, 28 de diciembre de 2011


Más que un mensaje, quiero hacer un acto de agradecimiento por esta iniciativa y por la dedicación que se puso en este trabajo.

Había dicho que no iba a hablar, pero me pareció que era bueno que dijera algunas palabras, después que el Rector Cancino me felicitó porque yo había sido el hombre de valor, de iniciativa, de visión, que había dado el puntapié inicial a esta Universidad.

Sobre el puntapié inicial, creo que corresponde a la realidad, porque el puntapié inicial en los partidos de fútbol generalmente lo da alguien que no tiene idea de fútbol y no sabe para dónde patear.  Pero, claro,  lanzamos la pelota hace 20 años, y creo que  ha resultado bien.

Ahora, la verdad es que, en un primer momento, cuando la Pontifica Universidad Católica nos dio su decisión, yo pensé: bueno,  ¿qué vamos a hacer con eso? , si la misma Universidad Católica no había logrado hacer más que una escuela débil, en realidad, a pesar de todo el esfuerzo que ponían los que estaban a cargo de ella. Si la Universidad Católica no ha podido hacer esto en términos de una auténtica universidad, ¿cómo lo vamos a poder hacer nosotros?

Sin embargo, se hizo, y se hizo gracias a la generosidad de muchos rostros que hoy están ahí en ese libro. Por eso, yo quiero en este minuto agradecer muy sinceramente a todos los que trabajaron en mi tiempo. De manera muy especial quiero agradecer al Padre Eliseo Escudero, que hizo un esfuerzo muy grande; me costó bastante convencerlo también, porque él estaba muy comprometido con la Universidad Católica de Santiago y, sin embargo, con los años, con su método, con su carácter, con su sabiduría y,  en los tantos años que estuvo al frente, le dio su forma a la Universidad.

Y después tengo que agradecer infinitamente a Monseñor Bacarreza. Él también se resistió bastante al principio, y dijo que no había venido a Concepción para eso, pero entendió que había venido porque Dios lo había traído y Dios le mostraría el camino de lo que tenía que hacer, y creo que hizo mucho.

Y es al Padre Escudero a quien debemos el Rector que hoy día tenemos, porque él, por algún motivo, se trajo consigo al Rector Cancino, y él ha significado mucho para esta Universidad.

Ésa ha sido la historia de esta Universidad. Ahora, viéndola con retrospectiva, yo tomé la decisión que los  primeros rectores fueran todos sacerdotes, y eso porque tenía que ser una Universidad Católica, y no quiero decir que en los laicos no haya auténticos católicos, pero yo elegí a dos personas que consideraba que ya tenían experiencia universitaria, como Eliseo y Monseñor Bacarreza,  además tenían los fundamentos católicos y, así, que luego vinieran aquellos laicos que pudieran terminar con esa tarea. Pero fueron ellos los que le dieron la primera forma a la Universidad, dos  sacerdotes.

Lo que yo quería decir, y me vino la idea leyendo el libro de Benedicto XVI, cuando todavía no era Papa, “Introducción al espíritu de la Liturgia”, fue que esta Universidad partió siendo un acto litúrgico, por algo Dios me inspiró que pusiera a un sacerdote a la cabeza al comienzo. Un acto  litúrgico en el más profundo sentido de la palabra, como lo trata de expresar Ratzinger en ese libro. La esencia de la Liturgia, del acto litúrgico esencial son las palabras con las que Cristo dice “esto es mi cuerpo”. Eso es la Liturgia, es decir, es un acto de Dios, a través del ministerio sacerdotal  instituido por el mismo Jesucristo, para que a través  de ese acto Cristo pueda hablar realmente y  decirnos “esto es mi cuerpo”.

Cristo también dice “Yo soy el pan”, el pan es el cuerpo, y es el símbolo por excelencia de lo creado, de lo material, pero lo material es que lo que está destinado a florecer en vida, en una vida verdadera, es decir, en una vida centrada en la justicia, en el amor, etcétera. El sacerdote, cuando habla, es Cristo el que habla, y Cristo toma nuestra materia y dice “éste es mi cuerpo, y es mi cuerpo desde el momento de mi resurrección”.

Ahora, ¿qué es lo que hace la Universidad? Investiga lo creado, trata de comprender el sentido, el misterio de lo existente, de lo existente material. Y ¿para qué? Para que por medio de este trabajo universitario, que por algo es invención de la Iglesia, salga la razón para comprender lo existente.

Las primeras comunidades universitarias fueron de universidades católicas. Hoy día no todas son pero aún existen y tienen que enfrentar la realidad sin miedo, con el corazón y la mente abierta, porque todo universitario católico sabe por la fe que eso es obra de Dios y que Dios lo ha hecho para que nosotros se lo ofrezcamos, y para que Él pueda convertirlo en este misterio de vida, que no es más que la efusión de su pensamiento y amor hacia afuera de Él.

Por algo el centro de la Universidad Católica es la Capilla, y el momento constitutivo de la Universidad  no fue cuando alguien dijo “ya, se crea la Universidad”, sino que es cada vez que los académicos y los alumnos celebran la Eucaristía. Es por eso que la Capilla es el centro de la Universidad, y puede que a nosotros nos parezca que es un lugar necesario porque hay algunos alumnos que van a ir a Misa, pero es más que eso, es el lugar donde Jesucristo está diciendo todos los días «esto es el cosmos, esto es la realidad».

Muchas gracias.

Monseñor Antonio Moreno Casamitjana
Fundador
Universidad Católica de la Santísima Concepción

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