Ingreso a la Universidad: ¿Se modificará tu alimentación?


El comportamiento alimentario de los jóvenes se caracteriza por un excesivo aumento de alimentos de alta densidad energética (grasas y azúcares refinados), la falta de horarios de alimentación estables y la eliminación de algunos de estos últimos, como el horario del desayuno.  Lo anterior, unido a la falta de ejercicio físico, está favoreciendo la presencia de enfermedades como el  sobrepeso y obesidad.

Este inadecuado comportamiento alimentario se acentúa más en algunas instancias de la vida, en la que sobresale la formación universitaria. Los estudiantes de educación superior presentan horarios de clases que dificultan en ocasiones el  “respetar” horarios fijos de alimentación. Esta falta de tiempo, unido a los costos de adquirir alimentos en los establecimientos de educación y la inadecuada selección de alimentos que los estudiantes realizan, especialmente en momentos de estrés académico (favoreciendo el consumo de “comida chatarra”, de café o chocolates) fortalecen una conducta alimentaria que con el transcurso del tiempo podría reforzar la presencia de la malnutrición por exceso.

A los jóvenes que inician su etapa de formación superior, se les debe recordar que el desayuno (que incluya un lácteo, cereal y fruta) es un buen inicio del día para la jornada académica. Estarán más activos y concentrados en sus cátedras. Se puede realizar una colación a media mañana (algún lácteo o fruta).  Organicen su horario para almorzar, generalmente en el establecimiento educacional. Si tienen beca de alimentación, eviten “cambios” por alimentos de alta densidad energética y prefieran las colaciones que se entregan en los casinos. Si no los tienen, acostúmbrense a traer comida preparada de la casa. Si tu jornada se extiende hasta muy tarde, considera una colación en este horario.

Claudia Troncoso
Nutricionista
Docente carrera de Nutrición y Dietética.
Universidad Católica de la Santísima Concepción