Importancia del 313 en la Historia del Cristianismo


Europa, y dentro de ella Milán viven unos tiempos especiales entre lo hoy llamado inter-religiosidad e inter-culturalidad. Y en la ciudad donde se hizo público el Edicto con el que se concedía la libertad religiosa a la Iglesia este 15 de mayo habrá una actividad de gran interés en el plano de la inter-religiosidad.

Europa, y dentro de ella Milán viven unos tiempos especiales entre lo hoy llamado inter-religiosidad e inter-culturalidad. Y en la ciudad donde se hizo público el Edicto con el que se concedía la libertad religiosa a la Iglesia este 15 de mayo habrá una actividad de gran interés en el plano de la inter-religiosidad.

Bartolomé I, Patriarca Ecuménico de Constantinopla, dará una conferencia en la ciudad de Milán, gobernada eclesiásticamente por el Cardenal Scola, uno de los cardenales pasado por el Cardenal Bergoblio en el último Cónclave para elegir al sucesor de Benedicto XVI. Es posiblemente uno de los hombres con mayor claridad en esta hora compleja que no sólo vive Europa, sino el mundo entero, que sigue el ritmo  marcado por la vieja Europa. Un viejo mundo que pareciera haber aprendido a “convivir” cuando a lo largo de la historia fue la lucha la que estuvo presente hasta un pasado bien reciente. Religiosamente hay comportamientos bastante dispares dentro de unos parámetros similares.

La religión que estuvo tan presente en el 313, porque se daba libertad para que la nueva concepción de la vida predicada por el cristianismo pudiera ser vivida sin ser molestada, y que terminó imponiéndose como única religión defendida e impulsada por la misma autoridad civil, ha sido relegada en muchos foros civiles; el secularismo ha avanzado tanto, que muchos actos con marcado color religioso comienza a ser admirado en los museos o como manifestaciones para disfrute del espectador. La acción de la Iglesia demasiado visible por la Jerarquía, ha decaído cuando ésta se vio enredada en desaciertos e infidelidades.

La falta de liderazgo de algunos laicos y la esquizofrenia de muchos otros, dejó el terreno libre para ser ocupado por otras concepciones. Momentos en que la actividad de la Iglesia estuvo en manos de “cristianos”, acostumbrados a defender lo que se poseía, no ha preparado a “convivir” sin imposiciones y a “respetar” lo distinto.

La libertad religiosa, que la Iglesia obtuvo con el Edicto de Milán, es espléndidamente interpretado por la Exhortación  Dignitatis Humanae sobre Libertad Religiosa. Hoy en que en tantos países la Iglesia encuentra dificultades para ejercer su tarea humanizadota, se reclama este derecho a la libertad religiosa que es un derecho de la persona humana, y por tanto, algo a respetar por todos.

La Iglesia, consciente de que hay que aprender a convivir, parte de un deseo de no imponerse más, sino que se le dé el poder convivir con toda clase de “credos”, pues “estar juntos” ya es algo positivo.

Vamos hacia unos tiempos en que la “laicidad” del estado se irá imponiendo cada día más. Es un grave problema el extendido fundamentalismo religioso: muchos fundamentalistas parecieran más ser una colección de parásitos que medran junto a la religión. Hay que evitir todo lo que suene a imposición; pero tener derecho a dialogar, pues del diálogo abierto y respetuoso puede surgir un chorro de luz que a muchos les lleve  al cuestionamiento religioso. El diálogo es el medio a oponer a los métodos de imposición . Cuando se llega al enfrentamiento es porque han fallado las medidas para seguir dialogando.

Y esto no tiene que ver con una sociedad en que se crea una conquista haber llegado al “sincretismo religioso”. En él hay una situación en que todos han cedido algo para que surgiera el cóctel religioso a ser tomado por todos. En esa situación hay verdaderas cesiones a una parte del ser humano que tiene que ver con su dimensión religiosa; cada religión que termina viviendo con otra es porque se ha conseguido un respeto, que llevará a comparar y hasta a seguir porque algo se impuso por la fuerzo de lo expuesto y sobre todo por la seriedad de lo vivido.

Padre-CecilioPbro. Cecilio de Miguel Medina
Director de PastoraL
Universidad Católica de la Santísima Concepción