Humanos y Naturaleza


Halcón peregrino
Previó el tsunami y salvó a investigadores canadienses.

Ninguno de nosotros ha quedado impávido e impertérrito por lo que hemos vivido en  la zona central de Chile a raíz del Terremoto y Tsunami del 27 de febrero. Hemos visto como la naturaleza nos ha golpeado fuertemente, cambiando en muchas partes el paisaje cotidiano. Cerros, laderas, ríos, construcciones, puentes, edificios, casas, en fin todo los que nos rodea de alguna manera ha cambiado. El paisaje ya no es el mismo. Para muchos jóvenes ha sido una experiencia que no olvidarán jamás, de la misma manera que nuestros padres y abuelos nos entretenían con sus historias vividas el año 29, 39, 60 y ahora en el 2010, ellos en muchos años más traspasaran anécdotas y vivencias cuando estimulados por la pregunta del nieto:  Abuelo ¿Donde estabas para el terremoto del 2010?

Es que no es para menos.

El Hombre,  creado por Dios a su imagen y semejanza,  lo invita a ocupar la faz de la Tierra, y lo liga fuertemente con la Madre Naturaleza. Entonces no podemos dejarla de lado, no podemos olvidarla ni menos ignorar su existencia, casi por imperativo y mandato de Dios. Por esta razón la Naturaleza de vez en cuando nos recuerda que el Hombre no es nada sin ella, que si no la respetamos ella se encargara de enviarnos  señales  para decirnos ¡Momento aquí estoy!.

Es que nosotros los humanos nos hemos desvinculado fuertemente de la Naturaleza.

Nuestras obras y actividades impactan en el medio ambiente, le pedimos prestado al banco de la naturaleza un préstamo el cual después no queremos pagar. Usamos los recursos naturales para nuestro beneficio, para nuestro bienestar, pero no pensamos que un día, cada vez  mas cerca, la misma naturaleza se encargará de advertirnos  ¡Momento por favor comiencen a devolverme lo que les he dado!.

Desvincularse de la naturaleza nos puede costar muy caro.

El Hombre primitivo aprendió a leer el sol, las estrellas, las nubes y el viento,a  maravillarse con la sincronía del Universo;  en fin todo lo que Dios le puso al alcance del Hombre para su uso y goce. Usó la información de la naturaleza para su propio beneficio. Sincronizó las cosechas y muchas otras actividades humanas con los ciclos de la propia naturaleza. Sin embargo, el avance tecnológico pretende esclavizarnos, por una razón más económica que de necesidades reales. Pero cuando falte la energía para mover todo el aparataje tecnológico, entonces a lo mejor será tarde para darnos cuenta que el camino era equivocado.

La noche del viernes 26 de febrero dos grupos completamente disímiles en sus actividades se encontraban unos en la Antártica y el otro, en las orillas del Río Mataquito. Los primeros, radioaficionados de Concepción, no fueron capaces de “leer” y  recordar lo que muchos viejos amantes de las comunicaciones habían advertido desde hace mucho tiempo, que indicaba que antes del terremoto del 39 y del 60 habían comprobado que la propagación radial de las ondas electromagnéticas se intensifica de manera sustancial antes de sismos de magnitud. Los segundos, investigadores canadienses, dedicados al estudio de la migración de aves, pertenecientes al Falcon Research Group, quienes seguían a un Halcón Peregrino hembra, el cual migra entre Canadá y Chile.

Esta ave sigue el verano en ambos hemisferios y para seguir su desplazamiento le habían adosado un GPS.  El viernes 26 de febrero se habían dormido en la casa rodante, después de comprobar que ella “la chica de la isla”, como la habían llamado, descansaba en un islote, sobre unos troncos. Después del Terremoto, estos investigadores, que nunca habían vivido algo así, se conectaron con el GPS para ver cual era el comportamiento del Halcón y grande fue la sorpresa el comprobar que ella volaba tierra adentro alejándose de la costa. Alguien del grupo mencionó que esa era  probablemente una señal de que algo podía ocurrir. Levantaron el campamento de inmediato y se internaron tierra adentro por senderos y caminos.

Con las primeras luces del alba pudieron comprobar el desastre que ocurrió precisamente en el mismo lugar donde acampaban, playas de Duao e Iloca.  El Halcón Peregrino con su  comportamiento natural grabado genéticamente los había salvado de un desastre de proporciones.

Así como el Halcón  hay muchas otras historias que hemos escuchado en estos meses pos terremoto. En muchas localidades de pescadores, el abuelo inmediatamente terminado el terremoto ordenó la evacuación de las casas y corrieron a localidades más altas. Es que ellos guardaban en la memoria, igual que el Halcón,  lo que habían aprendido de sus padres y abuelos muchos años atrás.

Que aprendemos de todo esto. Que debemos volver a ser capaces de leer a la naturaleza. Debemos enseñar a nuestros hijos a mirar lo natural, entender a las aves, cuidar a los animales en su entorno natural y no destruirlo. Ellos aún siguen unidos a la naturaleza. Somos nosotros los Humanos quienes nos hemos alejado de ella, nos hemos elevado a un sitial que quizás nadie nos invitó, solos llegamos ahí y con mucha soberbia no queremos recapacitar y cada vez con mayor frecuencia la naturaleza nos recuerda ¡Cuidado! ¡Humanos, ese no es el camino correcto!

Aún es tiempo de enmendar y recuperar nuestra amistad con la Madre Naturaleza.

Dagoberto-ArcosDagoberto Arcos
Académico
Universidad Católica de la Santísima Concepción

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