La discusión sobre la iniciativa del gobierno para poner fin a la selección de estudiantes en el sistema escolar, nos debiera permitir profundizar en el problema de fondo que plantea la selección en establecimientos que apelan a este mecanismo, aún sobre la base del argumentado PEI. Cabe preguntarse por las razones que han hecho que en Chile se mantenga este mecanismo prácticamente eliminado en todo el mundo, y aquí defendido casi como un principio moral: “La libertad de enseñanza”.
Lo que está en discusión es asumir que la educación es una necesidad que brota de la naturaleza humana, del ser del hombre y que sin la educación, difícilmente alguien pueda llegar ser finalmente una persona desarrollada en todas sus dimensiones. Es en consecuencia un derecho humano universal y por ende, desde el punto de vista del Estado, un bien público y no un bien privado.
En efecto, un bien privado, por definición excluye a algunos no sólo de acceder a los beneficios individuales y sociales que reporta, sino que igualmente deja afuera del sistema a quienes carecen de los “recursos” para competir con los demás en un sistema excluyente. Y por si no fuera suficiente la exclusión del sistema selectivo, somete a las personas a una cruel rivalidad pues las hace competir entre ellas a partir de sus diferencias individuales naturales (capacidades intelectuales) y sociales (ingresos): el que tiene más puede más y lo mejor.
Un bien público puro, como debiera ser la educación (excepto en Chile), tiene que asegurar a todos sus habitantes, sin excepción, que se cumplan los principios de No Exclusión y No Rivalidad, para que sea efectivamente un bien de todos y no de unos pocos. Es decir, la educación no puede excluir a las personas de sus beneficios integrales por cuanto todas, por el hecho de ser humanas tienen capacidades naturales perfectibles por ella. Todos los hombres necesitan la educación para alcanzar el máximo de plenitud en su ser y su obrar. Contrario a la educación es esclavitud, manipulación de conciencia, masificación. ¿Si la naturaleza ha distribuido heterogéneamente la inteligencia en la población, tiene sentido elegir sólo a quienes están mejor dotados para los estudios escolares? ¿La escuela fue creada para competir entre ellas, o para formar a personas responsables? ¿Cuál es el aporte formativo de las escuelas si sólo eligen a los que tienen mejor rendimiento académico? ¿Y qué pasa con la formación moral de los niños y jóvenes, o acaso no interesa formar personas prudentes, justas, fuertes y templadas?
Lo más cruel del sistema selectivo es hacer competir a las personas haciéndoles creer que tienen el mismo derecho (de elegir), pero el mismo sistema se encarga de recordarles de manera perversa que las diferencias naturales y sociales que marcan su origen perdurarán toda la vida y se perpetuarán en su descendencia. Para evitar esta fatalidad, en Finlandia hace cuatro décadas se instaló en su cultura que todos los niños nacidos lo hacen en una “cuna de cartón”.