El fallo del Tribunal internacional de Justicia de La Haya que rechazó categóricamente la demanda boliviana de una inexistente obligación de Chile de negociar una salida soberana al Pacífico, significó un triunfo para nuestro país y para el derecho Internacional. Al mismo tiempo significó una clara derrota para las aspiraciones reivindicacionistas del presidente Evo Morales que arrastró a su pueblo a quiméricas esperanzas.
El contenido de la sentencia refleja la solidez de la argumentación jurídica e histórica que expuso Chile frente a los 15 jueces del Tribunal, basada en una correcta interpretación del derecho internacional y de las prácticas diplomáticas que han caracterizado la relación chileno-boliviana en el marco del tratado de 1904. Al mismo tiempo, la sentencia debe dar tranquilidad y confianza en el sistema internacional, lo que no sólo es valioso para Chile y Bolivia, sino también para el resto de los países, pues significa que pueden sentarse tranquilamente a conversar sin que esto traiga consigo posteriormente consecuencias negativas para alguno de los interlocutores en virtud de una hipotética obligación contraída.
Es relevante destacar que el Tribunal de La Haya reconoce que los acercamientos políticos y diplomáticos han marcado la historia entre Chile y Bolivia a partir de 1904, contrario a la imagen entregada por Bolivia, por lo tanto, nuestro país siempre ha estado abierto al diálogo y al fortalecimiento del vínculo bilateral.
No obstante la contundencia del fallo, no debemos olvidar que la reivindicación boliviana de tener una salida soberana al Pacífico no va a expirar con esta resolución, pues forma parte de la agenda nacional que lidera Evo Morales y está garantizada en la constitución política de la nación vecina. Es de presumir, entonces, que Bolivia continuará presionando a través de distintos medios y foros internacionales como puede ser el Consejo de Seguridad de la ONU del que forma parte como miembro no permanente. El presidente Morales generó una enorme expectativa en la ciudadanía boliviana estrechamente vinculada con sus aspiraciones de perpetuarse en el poder, lo cual hace difícil el abandono de esta estrategia política, comunicacional e internacional.
Finalmente, La decisión de La Haya de rechazar la demanda boliviana también le otorga a nuestro país una sólida posición a nivel internacional, al decir que Chile se sometió a un tribunal internacional, aceptó esta demanda, presentó sus argumentos y venció en buena ley.