El Simce, una fotografía con historia


Cada año la ciudadanía participa directa o indirectamente de la noticia de la presentación de los resultados del Simce. La primera pregunta que surge a partir de este mecanismo es “qué se está entendiendo por calidad de la educación”, y resulta sumamente preocupante cuando se exacerba publicitariamente esta idea centrada sólo en los resultados: los puntajes obtenidos, además del establecimiento de rankings de desempeño.

Esta medición de calidad queda limitada cuando queremos que se evalúen otras dimensiones del curriculum, como la formación valórica, ciudadana, de la identidad, entre otras. A lo mejor es necesario, como señala Gairín reconstruir un nuevo sentido de calidad, lo que supone descubrir  los usos y abusos que se están dando, a la vez que clarificar el sentido del término calidad. Para efectos del Simce, la calidad está referida a los resultados cuantitativos de una prueba estandarizada.

La medición que realiza año a año el Simce busca evidenciar el nivel de logros de los aprendizajes del curriculum oficial, por parte de los estudiantes. No obstante, los  resultados obtenidos son  consecuencia de una serie de factores que intervienen, haciendo que la institución escolar si situé en un rango determinado. Algunos de los factores que podrían estar incidiendo positivamente en la mejora de resultados tan destacada por el Ministerio de Educación son:

La evaluación de desempeño profesional docente como un mecanismo para la mejora y reconocimiento de la labor del profesor. La evaluación de 2011 muestra que el 71,4% de los docentes se ubicaron entre el nivel competente y destacado, mejorando ostensiblemente los resultados de años anteriores, siendo la Región del  Biobío una de las que sobresale en la evaluación. Perfectamente podríamos aventurarnos a establecer que a mejores profesores, mejores aprendizajes en los estudiantes y, por ende, mejores resultados en las evaluaciones.

La implementación de la ley 20.248/2008 SEP – (Subvención Escolar Preferencial). Una herramienta potentísima para las escuelas más vulnerables, ya que constituye la obligatoriedad de diseñar e implementar un plan de mejoramiento en cada una de las escuelas emergentes, considerando recursos específicos en directo beneficio de los estudiantes para cumplir con las metas que se ha propuesto el propio establecimiento.

Mayor compromiso de los sostenedores con los procesos pedagógicos de la escuela. Como parte de la Ley SEP, se solicita a los sostenedores de los establecimientos que reciben subvención preferencial la firma de un convenio de igualdad de oportunidades y Excelencia Educativa,  como requisito para recibir fondos del Estado. Es una apuesta a generar responsabilización por la mejora: sostenedor, directivos docentes, profesores y estudiantes.

Perfeccionamiento y formación continua del profesorado. Esta es una conditio sine qua non para la mejora. Las escuelas y liceos han incorporado en sus planes estratégicos y proyectos de innovación el perfeccionamiento y formación continua como una herramienta para la mejora sostenida.

Empoderamiento del curriculum por parte del docente y responsabilización por la mejora. Las adaptaciones curriculares a los propios contextos socioculturales y características propias de los estudiantes está siendo un elemento dinamizador de la escuela, por parte de los propios docentes. El profesor ha ido asumiendo que es uno de los actores fundamentales, y que está en sus manos generar las oportunidades de aprendizaje de sus estudiantes, al interior del aula.

Gestión pedagógica, evaluación y seguimiento  curricular. Poco a poco se comienza a instalar una cultura de la gestión escolar que se hace corresponsable con el docente de la instalación y seguimiento del curriculum mediante mecanismos de autoevaluación internos. Hay una toma  de conciencia  de la complejidad y del dinamismo de la propia organización escolar, que debe funcionar de forma coherente y con una base fuerte en acuerdos lo más consensuados posibles.

Los requerimientos que hace la sociedad del conocimiento a la escuela.  La sociedad del conocimiento tiene importantes proyecciones sobre la educación y el currículo, ya que cada vez resulta más fácil constatar la aparición y difusión de mecanismos, medios y procedimientos capaces de comunicar saberes e informaciones en competencia con la escuela. Esto implica una competencia suplementaria, suplantadora y hasta detractora de las funciones clásicas del currículo escolar.

Revalorización de la educación pública, podría ser otro factor influyente en las  escuelas y liceos de administración Municipal, donde los docentes y equipos directivos asumen nuevos retos en los planes de mejora de los aprendizajes de todos los estudiantes.

En Educación las innovaciones y mejoras son el resultado de una diversidad de variables que responden a políticas, orientaciones, proyectos e intervenciones de largo, mediano y corto plazo. No obstante,  los resultados del Simce no dan cuenta de una evaluación de la formación integral del estudiante, como bien lo expresara el Arzobispo de Concepción Monseñor Fernando Chomali,  Gran Canciller de la UCSC, en su visita realizada al  Jefe de la División de Educación Superior del Ministerio de Educación, Juan José Ugarte, el 13 de abril del presente año.

Finalmente, parafraseando a Murillo Estepa es justo señalar que no hay cambios importantes de la cultura en las aulas, y menos en la sociedad del conocimiento, que no pasen por la potenciación intelectual y reconocimiento social de los profesores.

Dr. Rodrigo Ruay Garcés
Jefe Departamento de Curriculum y Evaluación
Facultad de Educación
Universidad Católica de la Santísima Concepción