El Día de todos los Niños y Niñas


En esta ocasión, no voy a entrar en la sabida crítica consumista contra el Día del Niño; en recordar la observancia de esta jornada desde la necesidades emocionales, afectivas, relacionales, de crecimiento, desarrollo y participación de los más pequeños e insistir en que no hay que convertirlo en un día para que los niños y niñas “se salgan con la suya”, coman su comida favorita (normalmente poco saludable para sus pequeños organismos), y obtengan el regalo que últimamente demandando, o no.

Tampoco le voy a dar una vuelta más a la importancia de reivindicar que no podemos dejar en un solo día el Interés Superior del Niño -velar siempre por la decisión más beneficiosa para su bienestar y felicidad- e insistir en que eso debe ser una práctica cotidiana.

Todos, en menor o mayor medida, saben que este día no se promulgó para comprar juguetes; pero, llevados por la alegría y el color de todo aquello relacionado con lo infantil, nos anestesiamos y olvidamos hacer consciencia sobre aquellos niños y niñas que en Chile, y en el mundo, no pueden serlo, a los que se les daña y trunca la infancia.

En base a los últimos estudios de UNICEF y SENAME, quiero recordar a esos niños y niñas que viven en la calle, 1039 niños y niñas en todo el país; esos niños y niñas abandonados e institucionalizados, más de 13.000; esos niños y niñas que son abusados sexualmente de forma continua, o alguna vez, por conocidos y desconocidos: más de 8000; esos niños y niñas víctimas de algún tipo de maltrato físico o psicológico, más de 12.000; esos niños y niñas en Chile víctimas de violencia sexual comercial, es decir, implicados en actividades sexuales para satisfacción y deseos de adultos: casi 4000 casos y posiblemente no sea más que una pequeña parte del problema real.

Vivimos en una sociedad rica, pero desigual, cada vez más preocupada de constituir un lugar más seguro, protector y amable en el que nuestros niños y niñas crezcan…y puede ser esa la clave de la cuestión: “nuestros niños y niñas”.

Este día 8 de agosto miremos a nuestros hijos, sobrinos, alumnos, vecinos niños y niñas y amémoslos con esa aceptación incondicional a la que nos invita el maestro Humberto Maturana. Después miremos alrededor, con atención, a esos niños y niñas que nunca hemos visto como “nuestros”: ¿no les parece que, quizás, poniendo más atención y preocupación podamos, entre todos, lograr que cada uno de los niños y niñas que nos rodean puedan vivir realmente sus días así, como niño y niña?

Hoy es un buen día para pensar sobre ello…