Los beneficios del consumo de frutas y verduras son innumerables, existiendo contundente evidencia científica sobre los beneficios que éste entrega a la salud. La incorporación de estos alimentos a nuestra dieta, garantiza una dieta variada y equilibrada, en correspondencia a las bases de alimentación racional, constituyéndose en un importante alimento portador de vitaminas, minerales, agua, fibra y antioxidantes.
Estas características nos ayudan a mantener regulados una serie de funciones orgánicas, entregan los sustratos para optimizar los procesos metabólicos corporales, se desempeñan como un agente protector en la prevención de enfermedades degenerativas y cardiovasculares, colaborando en mantener niveles sanguíneos normales de colesterol y glicemia, regularizan el transito intestinal, generan la sensación de saciedad -lo que en consecuencia disminuiría los volúmenes de ingesta habitual, favoreciendo el adecuado control del peso, inquietud inherente a esta época del año-.
La preferencia por la comida rápida, ha ido sustituyendo a estos alimentos, razón por la cual se han prendido las alarmas a nivel de salud y también gubernamental tanto en el ámbito mundial y nacional. El consumo promedio nacional bordea la mitad de lo recomendado, y en algunos grupos etarios podría ser aún menor. Esta situación es lamentable, ya que estamos desperdiciando su función protectora vital, creando la necesidad de reflexionar por cada uno de nosotros, para poder generar un cambio profundo.
Aumentemos el consumo de frutas y verduras a través de preparaciones culinarias que hagan más “amistosa” su presentación, promoviéndolo su consumo desde las primeras etapas de la vida, edad en la cual se comienzan a desarrollar los hábitos alimentarios.
Aprovechemos su diversidad de colores, sabores y olores que nos brindan en las diferentes estaciones del año y propaguemos sus diversos beneficios ya que sus propiedades saludables están más que demostradas.
Mauricio Sotomayor Castro
Nutricionista
Docente
UCSC – Nutrición y Dietética