Las “sagradas letras” han tenido un importante desarrollo en nuestra región. Concepción ha sido el centro de dos hitos históricos que son punto de referencia obligada para una historia de Biblia en Chile. Aquí, dos sacerdotes de origen extranjero se han dedicado a la ardua tarea de traducción de la Biblia. El primero, académico, filólogo especialista en griego helenístico y el segundo, pastor de almas, no especialista en Biblia pero sí visionario imbuido del espíritu del Concilio Vaticano II.
La Biblia de Jünemann
El 28 de mayo de 1855, nació en la cuidad alemana de Welwer, Guillermo Jünemann Beckschaefer. Sacerdote y profesor en el Seminario Conciliar de Concepción. Se destacó por su erudición en filología helenística, llegando a publicar más de una docena de libros, destacándose una traducción de la Ilíada de Homero en verso (Concepción 1922) y su magna obra: La Sagrada Biblia. Versión de la Septuaginta al español. Murió en Tomé en 1938, dejando dos obras póstumas: “Mi Camino”, y su traducción de la Biblia.
Realizó su traducción entre 1921 y 1928, la idea de traducir la Biblia completa nace de un encuentro pastoral que le marcó profundamente. El mismo Jünemann nos relata aquella experiencia:
“Un día me dice casi de improviso una niña: ‘Cuando abro el Evangelio, no sé lo que me pasa: me olvido de todo, me parece que no estoy aquí’.Y yo: Cuánto más gozaría Ud. si lo leyese exactamente traducido; no tan mal como lo está. Ella: ‘Y, ¿por qué no lo traduce bien Ud, ya que escribe tantas otras cosas? Yo le copio’. Yo: Ud. sabe que mi editor (B. Herder) y Alemania son actualmente, como si no existieran ¿Quién me lo imprime? Ella: ‘Yo le ayudo a costear la edición…’ Añadiré que distaba mucho de ser rica; y no tengo necesidad de decir que ese mismo día cogí la pluma, y no la soltaré hasta que termine mi trabajo, si Dios no me la quita de la mano. Esta es la génesis de mi versión de la Biblia”. (G. GÜNEMANN, Mi camino, Imprenta San Francisco, Padre de las Casas 1939, 533-534)
La Biblia de Jünemann es de suma importancia, ya que es la primera traducción española de la Biblia realizada en América. Podría considerarse la primera traducción española de los LXX. Sólo en el 2008 se ha comenzado a publicar en España, una traducción de la Biblia Septuaginta, proyecto que tardará unos buenos años más para concluir su cometido. Por lo que la Biblia de Jünemann ha sido pionera.
La Biblia Latinoamericana
Bernardo Hurault, sacerdote misionero francés, nació el 15 de agosto de 1924 en París y murió en Concepción el 16 de diciembre del año 2004. Su vida estuvo marcada por el servicio a los más humildes. En 1963 llegó a Chile a servir a las comunidades de la zona del carbón, desarrollando una intensa labor pastoral en la parroquia Sagrado Corazón de Jesús de Villa Mora (Coronel). En su trabajo cotidiano, descubrió que la gente no entendía lo que leía en la Biblia y no tenía muchas posibilidades de acceder a una edición Católica. Para superar esta dificultad se embarcó en un proyecto que marcaría la historia latinoamericana de las ediciones bíblicas modernas, naciendo así la idea de editar una Biblia pastoral, con una traducción cercana a la gente común, con unas notas explicativas que hicieran reflexionar la Palabra de Dios a la luz de las experiencias de fe de las comunidades cristianas. En 1970 –después de 7 años de trabajo- nace la “Biblia Latinoamérica” más conocida como la “Biblia Latinoamericana” o “Pastoral” que se transformaría en la Biblia más conocida y usada en todo chile y América Latina.
Esta Biblia Latinoamericana, logró su primera etapa de expansión con la edición de 1972 bajo el sello San Pablo. En 1975 se une San Pablo con la editorial Verbo Divino y el resultado de esta alianza ha quedado expresado en el promedio de dos millones de ejemplares impresos y distribuidos cada año.
El 30 de octubre de 1976, la Conferencia episcopal argentina establece la necesidad de una revisión y complementación de la edición de la Biblia, promulgando un suplemento obligatorio el 09 de diciembre de 1978. Sobre este suplemento se declaraba el carácter de “obligatorio en todo el ámbito de las Diócesis que comprende la Conferencia Episcopal Argentina, no debiendo, por lo mismo, ni los fieles usar aquella edición de la Santa Biblia sin este Suplemento, ni las librerías que se llamen católicas vender la una sin el otro. Recordamos además que dicha edición de la Santa Biblia no es apta para el uso litúrgico en ninguna de las iglesias o capillas, ni en ninguna de las ceremonias litúrgicas que se realicen en nuestras jurisdicciones”(Conferencia Episcopal Argentina, Declaración sobre la Biblia Latinoamericana). En la Iglesia chilena no suscitó mayores críticas esta edición de la Biblia y se usó largamente en la mayoría de las parroquias, siendo la edición básica para el quehacer pastoral.
El trabajo de Bernardo Hurault, traspasó la sola edición de la Biblia Latinoamericana y se embarcó a traducir la Biblia a otras lenguas, tales como: Inglés, francés y chino. El legado del sacerdote francés quedó marcado en su parroquia minera, -de donde nació la Biblia Latinoamericana- a través de la comunidad cristiana denominada “Padre Bernardo Hurault”. Un miembro activo de aquella comunidad nos relata: “Me parece que además de reconocer que existe una Biblia hecha por el Padre Bernardo, bueno es invitar a que las personas aprendan de ésta. Acá en Chile, los que conocimos y aprendimos de este sacerdote, hemos formado la comunidad cristiana Padre Bernardo Hurault. Nos reunimos en las casas, nos dedicamos a conversar de la vida, las escrituras y la oración. Además, apoyados por los claretianos se realizan en villa Mora, donde escribió la Biblia el padre, sendos talleres bíblicos en el mismo estilo del Padre Bernardo: sencillos, apegados a la vida, muy entretenidos” (Sra. María Teresa, Villa Mora, Coronel Chile).
Pablo Uribe Ulloa
Académico Instituto de Teología UCSC
PU