Llama poderosamente la atención la publicación realizada por el gobierno boliviano de un inserto a página completa en un diario de circulación nacional, dicha acción conviene sopesar en su mérito y en el contexto donde se realiza.
El escueto contenido no puede desligarse de un momento histórico marcado por una diferencia de larga data que se llevó por el altiplano a la instancia judicial internacional superior, como es la Corte de La Haya. Nuestro país ha sido demandado y el gobierno altiplánico en su argumentación, escasamente conocida, pide a la Corte obligar a Chile, iniciar negociaciones que le permitan una salida soberana al mar Pacífico.
En rigor el texto en cuestión no merecería mayor atención y debería desecharse sin contemplación por incumplir la premisa básica de un argumento histórico, cual es demostrar fundadamente su veracidad en fuentes objetivas y contrastables.
Sin embargo, y sin pecar de ingenuo, considerando el momento de confrontación jurídica existente, no se debe perder de vista que esta publicación se realiza días antes de una visita al país del agente boliviano ante la corte internacional, a fin de reunirse con simpatizantes internos de la causa del altiplano, y a pocos meses de iniciarse las audiencias que el caso requiere.
Curiosamente coincide esta publicación con el llamado a consulta que el gobierno peruano realiza a su embajador en Chile por una supuesta operación de inteligencia, en el cual estarían involucrados tres suboficiales del RIMAC, supuestamente contactados por agentes nacionales, lo que genera en la actualidad, un clima de tensión muy apartado del ambiente constructivo de los últimos años.
Todo lo anterior nos permite sospechar la aplicación por La Paz de una estrategia que combina acciones orientadas a provocar divisiones políticas internas debilitando una política de Estado nacional y por otro lado, aprovechar el clima alterado políticamente en Perú, quien tiene verdaderamente la llave para buscar una solución definitiva a la mediterraneidad altiplánica.
Los agentes políticos y diplomáticos nacionales deberán avizorar con sagacidad y con visión de Estado las complejidades que el aviso publicitario conlleva a fin de evitar sorpresas, ante la audacia que revela la estrategia de Palacio Quemado.